Los laberintos del poder

AutorBeatriz Iacoviello

El escritor argentino Marcos Aguinis es un hombre sencillo. Tras su aparente seriedad esconde a un ser afable y risueño, gran conocedor de los mecanismos humanos en todas sus variables. Tal vez por eso todas sus novelas intentan llevarnos a reflexionar sobre la fragilidad y la grandeza de los seres humanos.

Aguinis platicó con REFORMA sobre su última novela, Los iluminados. Mientras lo esperábamos en la sala de su departamento en Buenos Aires, pudimos observar desparramadas, casi como al descuido, placas de reconocimiento a su labor de escritor, médico, funcionario, fotos familiares y recuerdos de todo tipo, desde tallas de madera de los tobas (indígenas de la región noreste de Argentina) hasta magníficas obras de artistas plásticos argentinos, latinoamericanos y otros.

Esta es una de tus novelas que ocurre en un presente cuyo contexto es la actualidad.

Quizá después de haber escrito La gesta del marrano y La matriz del infierno, una ambientada en un siglo signado por la persecución de los judíos y la otra en 1930, tuve necesidad de abordar nuestra época tan conflictiva y fascinante al mismo tiempo. Por lo tanto aterricé, en nuestros días, sin las elipsis de describir las angustias presentes a través de escenarios pretéritos. En la novela histórica por lo general se logra conmover al lector introduciéndolo en hechos que han ocurrido en otros espacios y tiempos, pero en realidad lo que hacen es reproducir situaciones del presente. Algunas alcanzan el éxito porque reflejan con exactitud este controvertido mundo, las otras no tienen atractivo ni logran impresionar al lector.

En este caso, a pesar de que el núcleo central de la obra se desarrolla ayer mismo, por decirlo así, algunos de los personajes remontan su pasado hasta la segunda mitad del Siglo 20. Existe una cantidad de hechos reales que han sacudido al mundo en la segunda mitad del Siglo 20 que están contados en el libro y que se combinan con datos sobre los que me he documentado con mucho cuidado, a la vez se mezclan con elementos literarios y puramente ficcionales, para darle mayor carnadura e intensidad a esos momentos reales e históricos.

¿El tiempo, ese desesperado reloj de nuestro siglo, fue clemente contigo o te compulsó en extremo para construir la novela?

Fue despiadado y tuve que acelerar el ritmo. Esta novela la escribí tal vez más rápido que otras, no obstante la indagación llevó cerca de dos años y abarcó varios aspectos. Por un lado, las sectas neonazis asociadas a milicias que actualmente existen en Estados Unidos, que no son pocas ni ingenuas; por otro lado, investigué la corrupción que devasta a los países latinoamericanos, y de la cual tuvimos algunos ejemplos terribles en Argentina. Estos son los casos en que basta dar una muestra para tener referencia del resto de Latinoamérica. Por último, exploré el tema del narcotráfico, donde no sólo puse, en un sentido metafórico, mi cuerpo sobre lo escrito, sino mi cuerpo real al recorrer parte de las rutas de este comercio vil. Tuve la suerte de encontrar gente dispuesta a acompañarme y así poder profundizar sobre cómo funciona el mecanismo de la droga y la forma en que se producen las asociaciones más impensadas.

¿La búsqueda la realizaste desde el esquema del pensamiento científico o desde el punto de vista de un novelista?

En ese sentido, la...

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