Desde la cima de Kobe

AutorAnaline Cedillo

Fotos: Analine Cedillo

Enviada

KOBE, Japón.- En Japón hasta el senderismo se hace con estilo: de minifalda, coloridos leggins y botas de diseñador, las yama-girls, o chicas de montaña, se apoderan del Monte Rokko y aprovechan la llegada del otoño para practicar su deporte favorito.

En una de las ciudades más cosmopolitas del país asiático, las cosas difícilmente podrían ser diferentes.

Hay que estar a la última moda y muchos creen que es imprescindible tener una chamarra de marca prestigiosa para lanzarse a convivir con la naturaleza, cuenta al grupo de viajeros la guía Junko Yoshida, quien forma parte de un club alpino en la ciudad.

La costumbre de seguir las tendencias de otras tierras viene desde el periodo Meiji, entre 1868 a 1921, cuando se acuñó la palabra haikara, derivada del inglés high collar, que se traduce algo así como "a la moda occidental".

El camión que lleva al grupo sube despacio por el camino serpenteante y asfaltado con destino al Rokko Garden Terrace, situado en lo alto del monte, a unos 900 metros de altura.

La promesa es contemplar la mejor vista panorámica de la ciudad donde la vista alcanza hasta el Aeropuerto Internacional de Kansai, situado en una isla artificial en la Bahía de Osaka.

Propiamente no existe un solo Monte Rokko, explica Junko a medida que avanza el autobús entre frondosos árboles y flores silvestres, sino que así se le llama a la cadena montañosa que comienza en el extremo oeste de Kobe y que comprende varios picos como el Monte Futatabi, o el Monte Maya, uno de los más altos del conjunto con casi 700 metros de altura.

Entre otros encantos, en el área están los templos Tairyuji y Mayasan Tentoji; un museo dedicado a las cajas de música con ejemplares que datan de finales del siglo 19 y principios del 20; campo de golf y hasta zoológico.

En las alturas también se encuentra el Jardín Botánico Alpino del Monte Rokko, uno de los más antiguos y extensos de Japón, con más de mil 500 especies.

De abril a mayo su paisaje se pinta de rosa con la floración de los cerezos, mientras que entre octubre y noviembre se enciende con el cambio de las hojas de los árboles.

El blanco es el color del invierno y la constante es ver chiquillos montados en trineos jugando en la nieve, pues el complejo tiene un área de esquí que abre de diciembre a mediados de marzo.

Los viajeros no tienen que preocuparse por llevar equipo, pues ahí se renta, incluso ropa apta para la nieve.

Abarcar la propuesta entera del Monte Rokko quizá...

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