Kenneth Rogoff / Desigualdad, inmigración e hipocresía

AutorKenneth Rogoff

La crisis de inmigración de Europa expone una falla fundamental, si no una inmensa hipocresía, en el debate actual sobre la desigualdad económica. ¿Acaso un verdadero apoyo progresista no igualaría las oportunidades para toda la gente del planeta, y no sólo para aquellos de nosotros lo suficientemente afortunados por haber nacido y habernos criado en países ricos?

Muchos líderes de pensamiento en economías avanzadas defienden una mentalidad de privilegio. Pero el privilegio termina en la frontera: aunque consideran que una mayor redistribución dentro de los países individuales es un imperativo absoluto, la gente que vive en mercados emergentes o en países en desarrollo se queda afuera.

Si las preocupaciones actuales sobre la desigualdad sólo se midieran en términos políticos, este foco introspectivo sería entendible; después de todo, los ciudadanos de los países pobres no pueden votar en los países ricos. Pero la retórica del debate sobre la desigualdad en los países ricos revela una certeza moral que ignora convenientemente a millones de personas en otras partes en condiciones mucho peores.

No debemos olvidar que incluso tras un periodo de estancamiento, la clase media en países ricos sigue siendo una clase alta desde una perspectiva global. Sólo cerca del 15 por ciento de la población mundial vive en economías desarrolladas. Pero los países avanzados siguen representando más del 40 por ciento del consumo global y el agotamiento de los recursos. Sí, mayores impuestos a la riqueza tienen sentido como una manera de aliviar la desigualdad dentro de un país. Pero eso no solucionará la pobreza profunda en el mundo en desarrollo.

Tampoco servirá de nada apelar a la superioridad moral para justificar por qué alguien nacido en Occidente goza de tantas ventajas. Sí, las instituciones políticas y sociales sólidas son el cimiento del crecimiento económico sostenido; de hecho, son el sine qua non de todos los casos de desarrollo exitoso. Pero la larga historia de colonialismo explotador de Europa hace que cueste imaginarse cómo habrían evolucionado las instituciones asiáticas y africanas en un universo paralelo donde los europeos llegaran sólo para hacer comercio, no para conquistar.

Muchas cuestiones vinculadas a la política se distorsionan cuando se las mira a través de una lente que sólo se focaliza en la desigualdad doméstica e ignora la desigualdad global. El argumento marxista de Thomas Piketty de que el capitalismo está fracasando porque crece...

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