Karen Batres / Reclamo añejo

AutorKaren Batres

El domingo pasado, EL NORTE reportó el estado de indefensión y estrés que sienten los policías por la carencia de apoyo psicológico que tanta falta hace para alguien con un trabajo lleno de peligro y repleto de incidentes críticos, no sólo públicos, sino personales.

En este espacio, durante años, he abogado por apoyo psicológico para policías para reducir niveles de estrés y atender circunstancias graves como la muerte de un compañero.

Un poco antes de la pandemia, tuve a un grupo de policías en un taller antiestrés que impartí porque éstos tenían que confrontar eventos difíciles todos los días.

El taller se terminó no por la pandemia -fue un fin fortuito-, sino porque la pregunta de la autoridad era siempre: "¿Cuándo vas a acabar?".

En muchos casos, el obstáculo mayor son los mandos. Los talleres quitan tiempo a los policías, y en ciertas corporaciones se contemplan como un potencial desafío a la disciplina policiaca.

¿Por qué? Porque la consigna tiene que ver con la imagen y la identidad ligadas a la profesión: control de las emociones, la militarización de la obediencia, la exigencia de no sentir, no sufrir, no revelar, de aguantar. De soportar el estrés como si no existiera.

Los policías mexicanos enfrentan problemas adicionales gracias a la cultura: el clasismo, y a veces racismo, que padecen y que otorgan.

En San Pedro, por ejemplo, nunca falta el influyente que los trata como ciudadanos de tercera. Por fortuna, muchos sampetrinos están orgullosos de sus policías y aportan respeto y amistad. No se puede decir que es el caso en la vasta mayoría del País.

Enfrentan una falta de entrenamiento, de equipo, de beneficios laborales esenciales. Si el elemento es mujer, no se toma en cuenta que las mujeres siempre tienen otros a su cuidado y una doble jornada. Esta cultura asigna la tarea de cuidar la salud mental, social, y física de la familia a las mujeres sin importar su trabajo y el horario.

Los cambios de turno entre uno diurno y otro nocturno a veces suceden con demasiada frecuencia, de tal forma que nadie realmente se puede ajustar bien.

En los cuerpos policiacos de países desarrollados existen...

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