Karen Batres / Minimalistas

AutorKaren Batres

Ahora los editorialistas vamos a estar escribiendo al estilo de Hemingway: minimalista, directo, conciso.

Los cambios en la página editorial obedecen a un hecho nacional que no puede soslayarse. Los mexicanos no leen. Ver una bola de palabras juntas les da flojera. Ver párrafos nutridos les causa fiaca. Los tiempos de atesorar los libros se han ido, y los periódicos tienen que mantenerse al corriente o perder lectores.

Nos estamos convirtiendo en un país de analfabetos funcionales: sabemos leer formalmente, pero no entendemos ni gozamos lo que leemos. Por eso, no leemos por gusto, sino porque no se pudo evitar.

No crea usted que es un fenómeno de las clases populares, con recursos y tiempo limitados para la lectura. No es cuestión de clase socioeconómica. Los más asiduos lectores que conozco son personas sin educación universitaria, pero cargan con copias de la Constitución y consultan diccionarios. Tal vez conozcan mejor el valor de la palabra escrita porque sus padres se sacrificaron para que pudieran asistir a la escuela.

En las licenciaturas y los posgrados, los estudiantes mexicanos no dominan ningún idioma, o siendo inteligentes no leen siquiera lo necesario para cada clase. En las clases introductorias de licenciatura, cuando al alumno se le pregunta qué desea de la clase, nunca falta la chica cabeza-hueca que responda, "Ay, pues bueno, tipo de que, o sea, no leamos mucho".

¿Sigue usted dudando? Un medio que presta espacio a universitarias nos somete a pena ajena. Hacen las jóvenes "análisis político", pero no tienen suficiente educación académica para darse cuenta de su abismal ignorancia. Saberse ignorante es el mayor logro de cualquier ser humano, pero lo que se haga con ese descubrimiento corre por cuenta de cada quien. ¿No enseñan en la carrera de comunicación que hay que tener algo que comunicar? ¿Qué tipo de profesionistas estamos creando?

El Tec, que intenta remediar esto al incrementar el promedio académico necesario para ingresar, encara no sólo el horror de los alumnos potenciales, sino también el de algunos profesores que saben que el siguiente paso es exigir un mayor desempeño de parte de ellos mismos. Debemos estar aplaudiendo esta medida que opera a favor de la sociedad, no maldiciéndola.

¿No es suficiente todavía? Nuestra cultura arrastra su anti intelectualismo hacia Estados Unidos, donde los latinos, de mayoría mexicana, tienen tasas más altas de deserción...

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