Kagoshima: Leyenda humeante

AutorCecilia Núñez

Texto y fotos: Cecilia Núñez

Enviada

KAGOSHIMA, Japón.- Apenas abro la cortina y se presenta con toda su soberbia. El Sakurajima es el legendario volcán en eterna erupción que se ha convertido en el símbolo de esta ciudad nipona.

El volcán ejerce un magnetismo que alcanza todos los rincones de esta urbe localizada al sur de la isla de Kyushu. Se pueden pasar horas enteras mirándolo de frente, imaginando las figuras que forma el humo que sale del cráter o hablando de su personalidad voluble.

"El año pasado hizo casi 750 pequeñas erupciones de vapor y humo", dice la guía de turistas Sumika Shinohara, tratando de sacarme de la hipnosis a la que me tiene sometida la fumarola.

Mientras nos dirigimos en carro desde el puerto hasta al centro de Kagoshima noto que, a pesar del clima templado, la gente no sale a caminar si no es bajo sus sombrillas. Todavía no articulo la pregunta cuando Sumi ya me explica risueña que las sombrillas son para protegerse de las cenizas que arroja el volcán sobre la ciudad y sus 600 mil habitantes.

Por más que queremos hablar sobre otros aspectos de la ciudad, como el hecho de que este es el lugar de nacimiento de Saigo Takamori, conocido como el último samurai por ser el líder de la rebelión Satsuma, el volcán vuelve a reclamar nuestra atención y da pie a largas conversaciones en su nombre.

Hablamos sobre que es uno de los volcanes más activos de Japón, y del mundo, y sobre su necedad de echar humo casi todo el tiempo, además de lucirse de pronto con erupciones de baja intensidad, que no dañan a los habitantes aunque los sorprenden.

"La última vez que hizo erupción fue en 1955, pero la más violenta de todas fue en 1914, cuando lanzó tres billones de toneladas de lava que transformaron a la isla en una península: la lava se petrificó rellenando el estrecho de 500 metros de longitud que nos separaba de la península de Osumi", cuenta la guía, tratando de satisfacer mi obsesión por saber todo acerca del volcán.

Decido dejarme atrapar de una vez por todas en el embrujo y responder al llamado. El centro de Kagoshima, con su museo de arte, su famoso acuario, sus exquisitos jardines y hasta la estatua de Saigo Takamori, todo puede esperar.

Cambiamos de rumbo de manera abrupta y volvemos al puerto de la ciudad. Tomamos un ferry que, por unos 150 yenes (alrededor de 20 pesos), surca las aguas de la bahía de Kagoshima y en 15 minutos nos acerca a esta legendaria estructura geológica que se levanta a mil 117 metros sobre el nivel...

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