Juventud masacrada (II)

AutorMETRO / STAFF

La toma de Ciudad Universitaria sería la antesala de la masacre del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco.

Hacia los últimos días de septiembre se dan enfrentamientos en los planteles del IPN y preparatorias, el número de heridos y jóvenes arrestados crece.

La defensa legal de la UNAM es otra trinchera abierta. El Rector Javier Barros Sierra presenta su renuncia, pero la Junta de Gobierno la rechaza.

El 23 de septiembre granaderos y agentes de la Policía Montada pretenden ingresar a las instalaciones del Casco de Santo Tomás, pero los estudiantes las defienden por más de 12 horas, armados con palos, piedras y bombas molotov.

El Ejército toma la Unidad Zacatenco del IPN y varias vocacionales.

El 30 de septiembre, el General José Hernández Toledo, en representación del Ejército, entrega las instalaciones de Ciudad Universitaria.

Sin embargo, el Comité Nacional de Huelga (CNH) declara que continuará su lucha en forma pacífica hasta obtener la solución de su pliego petitorio, y anuncia un mitin para el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, y luego una marcha hacia el Casco de Santo Tomás.

Esa tarde de miércoles 2 de octubre todo transcurría como en los últimos mítines, se había reunido una multitud estimada en 5 mil asistentes.

Eran las 18:10 horas cuando cuatro bengalas verdes lanzadas desde dos helicópteros dieron la señal para abrir fuego.

En el lugar había tres fuerzas: El Ejército regular, el Batallón Olimpia, creado para proteger los Juegos, y un grupo paramilitar muy probablemente integrado por agentes judiciales, de acuerdo con historiadores.

El Ejército acordona la Plaza, y al Batallón Olimpia (cuyos integrantes usan guante blanco en la mano izquierda) se le ordena arrestar a los líderes estudiantiles.

Los primeros disparos parten del edificio Chihuahua y, según testigos, los hacen miembros del grupo paramilitar (con pañuelo blanco en la mano izquierda, emulando al Batallón Olimpia). Los primeros disparos hieren al General Hernández Toledo, a partir de ese momento todo es un pandemónium.

Los soldados responden el fuego, buscan a los francotiradores en los edificios. Los oradores que estaban en el tercer piso del Edificio Chihuahua son arrestados.

La versión de las autoridades fue que los civiles fueron los primeros en abrir fuego, aunque testigos indicaron que los soldados disparaban a todo lo que se moviera.

Todo mundo coincide en que los estudiantes no iban armados, el fuego se cruzó...

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