Justicia y cambio institucional: El Tribunal Electoral

AutorReyes Rodríguez Mondragón

MAGISTRADO PRESIDENTE DEL TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN

Desde hace unos años, tras décadas de la tercera ola de democratización de la que México formó parte, han quedado claros los desafíos que enfrentan las sociedades bajo esta forma de gobierno. De acuerdo con autores como Dieter Nohlen, existen tres tipos de retos para profundizar las virtudes de las democracias en América Latina:

Reforzar las instituciones políticas para hacerlas más transparentes y fortalecer su rendición de cuentas, así como su accesibilidad para el público.

Reorientar el capital social para que las instituciones actúen responsablemente, fortaleciendo la percepción y confianza en ellas.

Mejorar la ética política para privilegiar el lugar que juegan las instituciones y el respeto de las reglas, orientándolas hacia el bien común. (1)

En la actualidad, a estas tareas se suman factores de riesgo que toda autoridad electoral debe tomar en consideración. De entre las preocupaciones destaca el incremento de la aceptación de gobiernos autoritarios, el alza de la polarización política y la percepción ciudadana de que las elecciones no son limpias.

Estos desafíos y factores de riesgo se relacionan, de manera directa, con la calidad de los procesos electorales. Las elecciones son un pilar fundamental de toda democracia al permitir la participación ciudadana, la rendición de cuentas y la transmisión pacífica del poder político. Es por eso que cuando gozamos de mejores procesos de votación, se fortalece la confianza pública y la legitimidad en las autoridades electas, pero también en los actores involucrados como los partidos, las instituciones y los gobiernos.

De ahí la relevancia de que las naciones democráticas cuenten con autoridades que administren y tutelen los procesos electorales con independencia e imparcialidad, aplicando las reglas del juego sin favorecer a ninguna fuerza política. Como las autoridades electorales -administrativas y jurisdiccionales- moldean el proceso electoral al organizarlo y garantizar su legalidad, su actuar se vuelve crucial para la calidad de la democracia.

El camino recorrido por el Tribunal Electoral en esta tarea ha sido largo y complejo. Hace casi tres décadas, el Tribunal Electoral y el INE acabaron con el control gubernamental de las elecciones, permitiendo que cualquier partido y persona pueda contender por un cargo. En particular, el Tribunal Electoral pasó en 1996 a ser parte del Poder Judicial y, con ello, a ser la instancia última en la resolución de conflictos electorales, la garantía de la...

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