JUNK: The Manifest of a Happy City

AutorBoris Rodríguez
Páginas1-24

Ingredientes:

Monofluorofosfato de Sodio (0,76%) Fluoruro de Sodio (0,1%) Agua, Sorbitol, Glicerina, PEG - 12, Laurilsulfato de Sodio, Sabor, Goma de Glucosa, Pirosfato Tetrasodio, Sacarina Sódica. No contiene azúcar.

Si observa una reacción desfavorable, suspenda su uso y consulte a un médico.

Manual de instrucciones

...El Progreso es Agradable

El Progreso es Agradable

El Progreso es Agradable

El Progreso es Agradable...

(Setenta y cuatro mil veces)

Aldous Huxley

Cada mañana seis millones de humanos despiertan con toda conciencia en esta ciudad. El sol rojizo por una oscura nube que altera su color, abre lo ojos de una urbe que explota cada mañana. En instantes con el pie derecho o con el izquierdo (realmente no importa), millones de humanos tomarán su ducha, consumirán su desayuno de huevo con intenso olor a chorizo, una torta ahogada con harta cebolla y su agua de horchata sobre endulzada. Hay prisa, hay llegar al trabajo, estudiar para poder trabajar, vivir para trabajar.

Si no producimos no consumimos, si no consumimos no podemos vivir. Café orgánico de Chiapas en vaso de plástico y cigarros Lucky Strike, carro nuevo color rojo de ocho cilindros, doble rodado y televisión de plasmaPage 2en los sillones, o carro viejo con solo un viejo estéreo que sintoniza el 1010 de AM (realmente no importa) Todos en movimiento con una urgencia de llegar al primer destino, pues el tiempo es oro, para regresar, para ir, para estar, para regresar, y al final estar en el exacto lugar donde empiezas cada día. (Para hacer todo de nuevo cada día, excepto en puentes y vacaciones) Tenemos la prisa de llegar a un sinnúmero de destinos en igual proporción en tiempo limitado. Cada día necesitamos, cada día usamos, cada día compramos, cada día desechamos, y cada día así vivimos. De hecho para eso vivimos, nuestra subsistencia esta basado en objetos, no tenemos ya mas valor de uso en ellas. Necesitamos mercancías para subsistir, nuestra supervivencia depende de ello, nuestra felicidad se basa en ello.

A consecuencia de nuestro mundo feliz, hemos creado en las afueras de las ciudades y muchas veces rodeadas por las mismas, zonas designadas para el acoplamiento de los residuos sólidos que los habitantes despreciamos, lo que desechamos de nuestra hogar. Es decir, dos o tres días a la semana un camión recolector de basura transitará por la urbe transportando bolsas y bolsas llenas de desperdicio para luego ser consignado a los espacios designados para su tratamiento. En promedio producimos al día en la zona metropolitana de Guadalajara más de cinco mil cuatrocientos veinte y tres tonelada de basura1.

Por ello no sólo me baso en investigar sobre los basureros, su entorno y consecuencias tanto ecológicas como sociales, sino en tratar de comprender la causa de esto. El consumismo y el modo de vivir que se maneja en las ciudades han llevado a que estas mismas creen planetas aparte, planetas de desperdicio confinados a las periferias urbanas. NuestroPage 3estilo de vida poco sustentable ha creado una red que parece solo existir para crear residuos. No separamos la basura, la metemos en bolsas de plástico y estamos felices con el camión que se la lleve, aunque no tengamos ni la mínima idea de a dónde llega a parar nuestra basura o de todas las repercusiones que tiene sobre el medio ambiente. Obviamente es más fácil tirar la ropa, las cáscaras de naranja y un sillón viejo. Estos son nuevos planetas donde la basura crea vida, donde los desperdicios crean energía. Pero sin el correcto manejo y una real conciencia de ello, pueden causar problemas que podrían terminar por ser incontrolables y catastróficos.

Su humilde servidor tiene miedo del futuro, las ciudades están implotando y nadie parece darse cuenta, y por ende con catastróficos y distópicos posibles escenarios. Mi radicalidad esta en verlo y tener el valor de no solo escribirlo y poder causar cierta empatía en los que lo lean, sino promover la acción. El pesimismo no conlleva al conformismo, sino tiene que ser catalizador acciones radicales, las que están en las ideas y en tus manos.

Crisis en la urbe

Antes de comenzar, proceda usted acercándose a la ventana más cercana. Prosiga desmontando el aparato de seguridad y con un movimiento suave, desplácela para que quede en un ángulo de 90 grados, o en su caso, en la parte superior. Visualice medio minuto con una respiración controlada contando 10 segundos entre la exhalación y la respiración. Si siente una pulsada en el corazón, ojos llorosos y el estómago revuelto, detenga cualquier impulso en defensa propia y no salte de ninguna manera por la ventana. Tranquilo, es sólo la realidad. En dado caso que usted no sienta niPage 4un lagrimeo ni opresión en el pecho, usted está por el camino hacia la felicidad. Felicidades.

Ahora, siglo XXI, la palabra urbe, city, ciudad, metrópoli, viene arrastrando una serie de significaciones las cuales nos son herencia del pasado. Por mucho tiempo (incluso ahora no puedo negar) a las ciudad se le considera como cuna civilizatoria, ente de progreso. Como Ramonet silba en algún techo sobre la peor de sus amantes:

"La ciudad..., ha sido considerada históricamente la sede privilegiada, fundadora de una civilización, de un arte de vivir. Resplandeciente a lo lejos, desde las regiones circundantes se la contemplaba con la fascinación que le otorgaban sus monumentos, sus innovaciones, su modernidad y el modo de vida de sus habitantes." 2

Por esto la población siempre ha participado en el éxodo a la gran ciudad, la más grande posible. Estas cuestiones han creado un mito sobre la ciudad, ciudades de la esperanza donde se podrá vivir un poco mejor. Problema, todos pensamos lo mismo al mismo tiempo. Consecuencia, estos flujos migratorios han saturado las ciudades y entre todos las hemos supersaturado. Estas se han visto incapaces de satisfacer nuestras necesidades, no pueden ofrecer trabajo, servicios médicos, ni servicios educativos. Mucho menos han de esperarse áreas verdes ni para el desarrollo artístico y cultural.

Ahora, la ciudad en México por lo menos puede significar todo excepto esperanza. Lo vemos en las periferias urbanas de las grandes urbes como la Ciudad de México, Guadalajara o Tijuana, lugares conocidos sólo desde lejos, inmerso en problemas de marginación, drogadicción, violencia intrafamiliar y contaminación. El crecimiento demográfico desde los añosPage 5cincuenta hasta este mismísimo día, ha crecido en proporciones alarmantes. "Para el 2010, las megalópolis, urbes que conglomeran a varios millones, reunirán el 60 por ciento de la población mundial"3. Me parecen alarmantes estos datos, como para dar brotes de pánico a cualquier existencialista, ambientalista y/o consciente capaz de entender este simple dato.

Entonces por qué sigue funcionando, por qué sigue viniendo la gente a la ciudad, por qué se quedan aunque saben lo deplorable que es. Qué hace a un chilango no irse, por qué no dejar a la perla tapatía e irse a vivir a ciudades más pequeñas, más cómodas, más relajantes.

Entonces me di cuenta que eso lo obteníamos en la ciudad de alguna manera. Algo hacía a la ciudad digna de ser habitada sin importar lo feo de su cacariza. Lo que la hace relajante y cómoda son los medios masivos de comunicación y las dinámicas de consumo que promueve. Estos medios son capaces de poner escenarios teatrales sobre escombros, hacer sentir feliz aunque no sea cierto. En relativamente pocos años, la TV, la radio, el Internet, se convirtieron en nuestro opio, la droga que nos permite sobrevivir la realidad.

Puede que ver la televisión en una noche de domingo es encerrarse en sí mismo, con el fútbol, con el programa del Discovery Channel. Es ser feliz, estar cómodo y olvidar que existe un mundo que sigue y sigue. No es raro saber que la TV está hecha para ricos y pobres sin casi distinción. Por ello en todos los hogares, lujosas y rurales, una antena apunta al cielo y desde allí hay señal televisiva y sueños de consumir. Es más, ahora dentro de los utensilios básicos de cualquier hogar, aparte de artefactos como el refrigerador, la estufa, la cama, el escusado, ahora podemos sumar la televisión y sin duda se pone más en boga tener una computadora. LoPage 6indispensable que se han vuelto los medios de comunicación en nuestros hogares dan cauce a crear una sociedad dispuesta a olvidar los malestares de la realidad por las satisfacciones de los bienes. La TV y el Internet se han vuelto inmortales, capaz de hablarnos día y noche. Nos hacen desear carros, ropa, perfumes, condones y cigarros. Nos hablan del mundo, del I Pod, de cirugías, de sexo y de violencia.

De repente nos encontramos ante la situación, de que vivimos para trabajar, y trabajamos para consumir. No tendría sentido estudiar una carrera si no se contempla un sueño material...

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