Julia Elena Melche / Un tema vigente

AutorJulia Elena Melche

Durante la década de los 80 y hasta 1992, El Salvador vivió una devastadora Guerra Civil, considerada una de las insurrecciones más grandes, sangrientas y prolongadas en el Hemisferio Occidental. Para un país de sólo 5 millones de habitantes, los resultados fueron terribles: más de 70 mil muertos, 8 mil desaparecidos y casi un millón de exiliados.

Los antecedentes: La junta civil-militar que asumió el poder en 1979 decretó el estado de sitio, suspendió los derechos constitucionales, restringió la libertad de prensa y trató de neutralizar las acciones de grupos populares de resistencia nacional. En marzo de 1980, intelectuales, activistas católicos, sindicalistas, dirigentes socialdemócratas y profesionales liberales se unen a obreros y campesinos, dando paso a la organización guerrillera Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN), encargada de luchar contra el Gobierno derechista.

En este ambiente convulsionado pasó su vida infantil el hoy guionista y actor teatral y de series televisivas estadounidenses Oscar Orlando Torres, quien escribió sus vivencias acerca del niño que fue. Atraído por la historia, el director mexicano Luis Mandoki decidió llevarla a la pantalla y confrontar los aspectos más dolorosos del conflicto bélico.

El resultado es Voces inocentes (2004), una desarmante crónica en frío que hace visible lo que se trató de ocultar por mucho tiempo: el reclutamiento de niños de 12 años por la milicia salvadoreña para ser entrenados por el ejército de Estados Unidos y combatir a los rebeldes del FMLN.

En el centro de la historia se encuentra Chava, un muchachito de 11 años que vive con su madre (Leonor Varela) y dos hermanos en una aldea miserable. A pesar de su corta edad, ha tomado las riendas de su hogar, pues su padre los abandonó cuando inició la lucha armada para irse a la Unión Americana. Mientras trata de encontrar trabajo, ve con horror el enrolamiento forzoso a sus amiguitos, sabiendo que él los seguirá.

Lo significativo de la cinta no sólo radica en que marca el regreso del cineasta a su país para filmar un producto cien por ciento nacional que se rodó en tierras veracruzanas, luego de casi 14 años de permanecer en la Meca del Cine, donde dirigió dramas románticos como Una pasión otoñal (1990), Nacida ayer (1993), Mensaje en una botella (1999), Mirada de Angel (2000) y el thriller Atrapada (2003), sino que reposa en su mirada distinta del conflicto armado.

Para ilustrar la toma de conciencia social y el...

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