Julia Elena Melche / 'Alejandro Magno', película incompleta
| Autor | Julia Elena Melche |
Con su reciente trabajo Alejandro Magno, el ruidoso cineasta norteamericano Oliver Stone regresa a los polémicos personajes que tanto le apasionan y han desfilado en buena parte de su filmografía; desde el explosivo cantante y compositor de rock Jim Morrison (The Doors, 91), el presidente John F. Kennedy (J.F.K., 91), el republicano Richard Nixon (Nixon, 96), hasta el gobernante cubano Fidel Castro (Comandante, 03; Buscando a Fidel, 04).
En esta ocasión, la figura del legendario Alejandro Magno, convertido en rey de Macedonia a los 20 años tras la muerte de su padre Filipo II y conquistador de Grecia, Asia Menor, Egipto y todos los territorios que entonces comprendían el Imperio Persa, es expuesta desde la observación ambigua de Stone; una óptica ambivalente que ha sido característica de los anteriores filmes y ahora se vuelve la tónica de la cinta para celebrar y censurar al mismo tiempo las gestas heroicas del protagonista.
Al conquistador del que hoy se ocupa, interpretado por un moderado Collin Farell, lo dibuja como un valeroso y triunfante guerrero que encuentra la gloria, aunque ególatra, caprichoso y enfermo de poder que perdió el control demasiado pronto. Un personaje que alcanzó dignidad, gallardía y señorío bajo la interpretación de Richard Burton en la producción ibero-estadunidense Alejandro el Grande, que dirigió Robert Rossen en 1956.
Si bien existe un cuidadoso diseño de producción, imágenes de enorme esplendor, una pista sonora, responsabilidad de Vangelis (Blade Runner, 1492-La conquista del paraíso) que alcanza majestuosidad en las escenas de acción, así como algunas secuencias de combate bien logradas, en particular la batalla de Gaugamela donde Alejandro se enfrenta con el rey persa Darío III, y la más sangrienta de todas, durante la invasión de los ejércitos macedonios a la India, a cargo de la cámara del mexicano Rodrigo Prieto, fotógrafo de Amores perros (Iñárritu, 00), Milla 8 (Hanson, 02), 21 gramos (Iñárritu, 03) y Frida (Taymor, 02), la cinta alberga una grandiosidad demasiado buscada sin conseguir la solidez y fuerza expresiva necesarias, convirtiéndose en una ilustración biográfica bastante elemental y demostrando que el género épico no es lo fuerte en el realizador de la inmejorable trilogía sobre la guerra de Vietnam -Pelotón (86), Nacido el 4 de Julio (89), Entre el cielo y la tierra (93)- de denuncias significativas de los infiernos bélicos tercermundistas como Salvador (86) y de películas inventivas como...
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