Julia Carabias / Otro revés contra las ANP

AutorJulia Carabias

La fragilidad jurídica en la que se encuentran las áreas naturales protegidas en nuestro país constituye un severo riesgo para la protección del patrimonio natural nacional. Varios ejemplos están en controversia, principalmente, por problemas de tenencia de la tierra, entre ellos, la resolución pendiente de la Suprema Corte de Justicia para el caso del Parque Nacional Tulum, que esperamos sea favorable para la conservación. Toca ahora un nuevo caso: la Estación Científica Las Joyas, en la zona núcleo de la Reserva de la Biosfera Sierra de Manantlán (RBSM).

Un poco de historia. En 1979, investigadores de la Universidad de Guadalajara y la Universidad de Wisconsin-Madison descubrieron en la Sierra de Manantlán una especie primitiva y endémica de maíz silvestre (Zea diploperennis), que llamó la atención internacional por su potencial para mejorar la producción del maíz comestible. A partir de ese descubrimiento, el área empezó a ser estudiada a profundidad y, en 1985, la Universidad de Guadalajara estableció el Laboratorio Natural de Las Joyas de la Sierra de Manantlán en un terreno de 1245 hectáreas que el gobierno de Jalisco adquirió en 1984 y entregó en comodato a la U de G.

Pronto las investigaciones realizadas demostraron la importancia de la sierra por su biodiversidad, riqueza forestal y los servicios ambientales que genera, principalmente de abastecimiento de agua a los valles en su zona de influencia, donde actualmente habitan más de 600 mil personas. Dada la significancia del área, el Laboratorio Natural, junto con grupos de pobladores que llevaban años defendiendo sus recursos naturales en contra de compañías madereras que los explotaban de manera ilegal, impulsó la creación de la Reserva de la Biosfera Sierra de Manantlán. Esta reserva, de 139 mil 500 hectáreas, fue decretada por el gobierno federal en 1987, con un enfoque integrador de la conservación con el desarrollo rural. Posteriormente, en 1988, la reserva fue reconocida por Red Internacional de Reservas de la Biosfera del Programa del Hombre y la Biosfera de la UNESCO.

Debido a su crecimiento y logros, el laboratorio fue convertido, en 1993, en el Instituto Manantlán de Ecología y Conservación de la Biodiversidad (IMECBIO), y las instalaciones ubicadas en el predio de Las Joyas se transformaron en Estación Científica. Tanto el papel del IMECBIO como el de la estación han sido claves, mediante sus programas de licenciatura y posgrado, la formación de cientos de profesionistas...

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