Julia Carabias / Los incendios de Coahuila

AutorJulia Carabias

A los brigadistas combatientes de incendios forestales.

Los incendios de Coahuila traen a la memoria las espeluznantes vivencias de 1998 cuando, durante casi seis meses, más 14 mil incendios afectaron 850 mil hectáreas del territorio nacional. A pesar de las decenas de miles de combatientes, de los aviones y helicópteros y de enormes cantidades de dinero, no fue posible vencer el fuego. Aquel año fue uno de los más secos registrados en la historia de México y del mundo y no fue sino hasta muy avanzado el mes de junio, con el inicio de las lluvias, que se sofocaron los incendios, entre ellos, el de Chimalapas.

Lamentablemente, los incendios de Coahuila se agregan a la estadística de los más grandes ocurridos en el país. Además del mencionado de Chimalapas, hay que recordar los de Quintana Roo, en 1950 y 1990.

A la fecha han sido afectadas más de 250 mil hectáreas, en su mayoría de matorrales desérticos, que albergan una importante biodiversidad y un gran número de especies endémicas. También se han incendiado bosques templados de serranías y cañadas de la región norte de Coahuila. Ambos tipos de vegetación son de suma importancia por su biodiversidad y es un error menospreciar a los matorrales por no ser comunidades arbóreas.

El 17 de marzo iniciaron los primeros incendios y, según reporta la Comisión Nacional Forestal (Conafor), se debieron a tormentas eléctricas en seco. Fueron detectados en la madrugada gracias al sistema satelital de alerta temprana. La llegada de los primeros brigadistas ocurrió durante el día, pero debido a las condiciones extremas de baja humedad, altas temperaturas, vegetación seca y fuertes vientos, el fuego avanzó miles de hectáreas cada día. Los refuerzos aéreos y terrestres quedaron superados por las llamas y el incendio salió de control.

En el combate han participado cerca de 900 brigadistas, aunque su reclutamiento ha sido muy complejo debido a que en estas regiones de Coahuila habitan muy pocas personas. Fue necesario trasladar desde Durango a más de 300 campesinos forestales capacitados para combatir el fuego.

Los brigadistas realizan una labor inimaginable para quien no ha vivido de cerca un incendio; arriesgan la vida en medio de las llamas, a temperaturas insoportables, durante larguísimas jornadas y con poca agua y alimento, a distancias lejanas de los caminos de acceso y escalando topografías abruptas. En 1998, el piloto de un hidroavión canadiense contratado para apoyar el combate de los incendios...

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