Juebebes de cantinas / La espiga

Caray, qué frío hizo hace algunas semanas en la capirucha y un servidor tenía que hacer unas diligencias fuera de la oficina. Óigame usted, lo traía chiquito, pongan atención, hablo del frío, no de otra cosa mal pensados.

De regreso iba por Calzada de Tlalpan y madres, el pesero se descompone frente al #1577-B. Díjeme: "lo que me faltaba, inche frío y sin sweater", pero existe un dios y al voltear y casi metida en la gasolinería que está en la esquina, ahí estaba un oasis en el desierto, bueno en el glaciar.

La Espiga Bar es un lugar con más de 20 años de existencia que ofrece más de 100 platillos de botana. Entré con mucho entusiasmo y zaz, todo apagado, estaban limpiando, le pregunté al mesero (Rafael) ¿hay servicio?, a lo que en chinga me dijo "sí, pase, ya está abierto el bar". Me quedé pensando: ¿en verdad tengo cara de pedo o de crudo? No es pregunta para ustedes, así que les pido no contestar.

Le comenté que solamente iba a comer, volteó a ver su reloj y me miró con cara de ¡este güey seguro es de Monterrey, porque allá comen a la 1! Me respondió que checaría si ya estaban los frijoles.

Regresó para decirme "venga que ya está abierta la cocina" y ahí les voy. Ustedes pueden comer la botana pagando $150 más lo que beban o por 4 bebidas con o sin alcohol excepto agua embotellada y café, al sentarme luego luego me sacó la carta, ups, que realmente la usas de mantel, la verdad me dio hueva leer todos los platillos y le dije: "hoy tú eres mi pastor".

De primer tiempo me aventé un caldo Espiga muy "X", de segundo una ensalada de cangrejo, pasable, aunque me costó trabajo encontrar el cangrejo, de...

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