Juebebes / Mi Cantina

Qué buen desmadre se hizo ayer por la manifestación de mis amigos los taxistas en contra de los piratas e ilegales. Lo más curioso es que hasta los mismos taxis piratas estaban en la marcha.

En verdad, ¿cuándo será el día que la autoridad se agarre los "esos" y ponga un hasta aquí a los taxis piratas, deje de pedir diezmo por todo a los taxis que están registrados, los que están en regla se pongan las pilas y dejen de cobrar cuotas excesivas aun con el taxímetro, que, dicho sea de paso, también está manipulado, y que por lo menos tengan limpia la unidad, y, tocando el tema de Uber y Cabify, que los dejen trabajar con reglas claras y sin querer clavarles el diente?

El sol sale para todos: las dos empresas emproblemadas, en muchos casos, van a un sector de la población que no usaba taxi y que ve en ellas una opción de moverse sin tener que usar su coche. Y para los regulados, ellos siguen teniendo la clientela habitual. Buen trompo se aventó a la uña el GDF.

Pasando al tema que nos ocupa, el martes comí con una buena amiga. Me recomendó una cantina en la Roma Sur, un lugar, la verdad, bastante "sin embargo" que, según los que atienden, no es cantina. El dueño le puso así porque, literal, es su cantina, un poco fúnebre y desangelada. Hay un menú que por $80 puedes comer una sopa, arroz o pasta y un plato fuerte; la bebida te la cobran aparte. Me zumbé una sopa de milpa -buena- arroz -me cobraron $10 por poner un huevo encima- e hígado encebollado -muy bueno-. Hay varias opciones para el plato fuerte, como pechuga a...

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