Coordenadas/ Jubilaciones ilusorias

AutorEnrique Quintana

¿No le parece algo muy bueno ofrecer a quien ha trabajado por 25 años una jubilación dinámica, es decir, que le asegure que los incrementos salariales que se van a dar en el futuro a los trabajadores activos se le apliquen también a quienes reciben jubilación?

¿No le parece excelente que la gente se jubile con su último sueldo que es usualmente el más alto de su carrera y que además se actualice? Sin duda, a ese hecho no se le puede poner ningún pero visto individualmente.

La historia empieza a ser diferente cuando se ve de manera global. Lo que redefine la perspectiva es la pregunta: ¿De dónde saldrán los recursos con los que deben pagarse las jubilaciones?

Sólo hay dos posibles respuestas a esta interrogante. La primera posibilidad es que salgan de los ingresos de quienes están activos. La segunda es que se hayan ahorrado previamente e invertido de modo redituable.

El primer esquema, en el que se basan los sistemas llamados solidarios, o de reparto, tiende a funcionar adecuadamente cuando la proporción entre los trabajadores activos y los retirados es muy elevada.

Esta circunstancia tiende a darse cuando las instituciones son jóvenes y el perfil de edades de la población es dominado también por los jóvenes. En esos casos, las aportaciones de quienes se van a retirar en un plazo de 25 o 30 años alcanzan para pagar a los pocos jubilados que existan.

En la medida que las instituciones envejecen y por tanto el promedio de antigüedades es mayor, y al mismo tiempo hay quienes se jubilan por razones de edad, la situación se complica.

El extremo lo representaban casos como el de Ferrocarriles Nacionales de México, que en un tiempo tuvo más jubilados que empleados en activo, pero muchas empresas -sobre todo públicas- van acercándose poco a poco a esa condición.

La otra posibilidad es la que se gesta con sistemas como el de las Afores, basados en al ahorro y la capitalización individual.

Si las Afores hubieran arrancado en 1970, la historia hubiera sido muy diferente pues en el periodo hubiera existido la posibilidad de que los jubilados de hoy y del futuro próximo hubieran ahorrado una parte de los recursos de los que van a salir sus pensiones. Sin embargo, "nos comimos" esos recursos.

Pero el problema es que estamos en una situación en la que tenemos los inconvenientes de los dos sistemas. Estamos en la fase de acumulación de los sistemas de ahorro individual que habrán de llegar a su maduración en un lapso de alrededor de 25 años. Como quien...

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