Juana Inés Dehesa / Santorreyes

AutorJuana Inés Dehesa

A ver, ya, ¿quién fue el inconsciente que le pidió a los Reyes que subieran la gasolina? ¿Quién fue el que empezó su carta con "Queridos Reyes Magos, este año estaría padre que las cosas se pusieran todavía más complicadas y la banda estuviera más enardecida"? Francamente, que levante la mano y que pase a que, en nombre de la concordia y la paz social, le demos unos zapes. ¿Le costaba mucho pedir, no sé, un tricclo Apache? ¿Un vestidito para la Gaviota? ¿La paz mundial?

Es que si algo nos enseñan estas fechas es que hay que tener cuidado con lo que uno desea. Ya ven mi pobre Claudita Ruiz Massieu. A leguas se ve que en lo más profundo de su corazón, desvencijada y maltrecha por tanto Trump y tanto muro, y tanto gritoneo de Jorge Castañeda, pidió que de favorcito le dieran un ratito de descanso. Y nomás la oyeron los magos del oriente, o de Los Pinos, y ¡záscale!, que la dejan descansando, pero el resto del sexenio. A cambio, se ve que el niño Luisito era de esos cuyos padres nomás no les confían ni tantito, y que tiro por viaje le daban de manazos cuando quería apoderarse de los juguetes de los otros niños al grito de "¡dejia'i, niño, que usté a eso ni le entiende!"; y ahora, claro, nomás la revolución le hizo un mínimo de justicia, aprovechó para darse vuelo y jugar a todo sin preocuparse de no haber leído las instrucciones.

¿Qué habrá pedido Peña Nieto? ¿Habrá hecho su listita mental en medio de una junta de esas que salen en las series de la Casa Blanca, donde todos corren y hay mapas por todos lados y se prenden muchos...

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