Juana Inés Dehesa / Imaginemos

AutorJuana Inés Dehesa

Imaginemos por un momento que el ser humano encargado de cuidar el barrio nos sale un día con que "¿qué cree, damita? Pues que me fui de picnic, ¿no? Y que mientras yo estaba lejos y en otro asunto, que vienen unos malos, y que se hacen bolas, y que matan a otros que no eran malos, pero andaban enchinchando y haciendo lo que no debían. Y sí estuvo feo, la verdad; para qué le digo que no, y hasta me duele, porque ni que fuera de palo; pero quiero que le quede claro, damita, que yo no tuve nada que ver; yo ni cuidando estaba, para que me entienda; es más, tengo pruebas bien científicas, unos mapitas bien chulos y hasta le preparé un videíto con voz muy convincente y muchos diagramitas para que le quede claro, ¿se lo paso?"

O que llega un ser humano a vendernos un coche, feliz de la vida y encantado. Nos canta las glorias del coche, nos pide que le demos las gracias porque mire qué cochezazo le conseguí, trae a nuestra tía Elenita a que le dé la bendición, nos lleva a dar nuestra primera vuelta, nos promete el oro y el moro. Todo para que a las dos semanas al coche se le empiecen a caer las llantas, los frenos como que se le atonten, los espejos se le enchuequen y nos quedemos varados en medio de la vialidad. Vamos con el individuo y resulta que el que estaba ya no está. Y el nuevo nos dice que qué barbaridad que qué pena, pero que le demos más dinero y él se encarga de mandárselo a unos compadres en Francia ver si tiene arreglo, o, si no, que le demos todavía más dinero y nos consigue uno nuevo que sí funcione.

Mejor aún, pensemos que le damos dinero a un plomero para que arregle el grifo que lleva goteando...

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