Juana Inés Dehesa / ¡DIAJ!

AutorJuana Inés Dehesa

No es que yo sea llenadeodio. De veras que no. Esa rabiosa sociedad semisecreta que fundé con tres amigas un lejano catorce de febrero y que en su momento fue nombrada, curiosamente, el Club de las Llenasdeodio, nunca pasó de ser un divertimento pasajero, una mera respuesta biliosa a tanto chocolate de corazoncito y tanta rosa sedienta. Vamos, no llegamos ni a acta constitutiva, aunque sí nombramos mesa directiva y yo era la presidenta. Pero eso no prueba nada.

Tampoco prueba nada el hecho de que cuando veo parejas de noviecitos (o eso creo que son, vaya usted a saber) que se besan y se soban por la calle, a la vista de todos, mi primer instinto no es recitar a Sabines desde el fondo de mi corazón, o reflexionar sobre la importancia de la armonía universal para mantener la esperanza en el ser humano. No: lo primero que me sale del estómago es un categórico "¡DIAJ!", enunciado desde la campanilla y con la lengua de fuera, para mayor énfasis, y ya luego me viene el impulso de soltar un "¡Cuéntale de cuando andabas conmigo!" o un "Osh, ¿ya ves? ¿Y ora qué le digo a mi prima?", ambos proferidos con un acento netamente chilango aprendido y perfeccionado en esa sucursal del Palacio de Buckingham que son las islas de Ciudad Universitaria. Está bien, confieso que eso hago, pero a mí que no me digan: eso lo hace todo el mundo. ¿O no?

No es verdad tampoco eso que sostienen categóricamente los maledicentes de mis hermanos, de que en lugar de corazón tengo una bolsa de hielos Fiesta. Es completamente falso. Yo soy dulcísima. Si no, a ver, que alguien me explique por qué iba a ser que en la lista de canciones más recurrentes de mi reproductor MP3 se encuentren varias de las peores cursiladas de la historia de la música (sólo voy a...

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