Juan Villoro / Un triunfo de entrenador

AutorJuan Villoro

Hay empates que consagran a un técnico. Con un equipo más limitado que el brasileño, Miguel "El Piojo" Herrera obtuvo un punto de oro y superó el planteamiento de Scolari.

Hace unos meses nuestra Selección era la burla de Centroamérica. Ahora defiende cada centímetro de la cancha como una porción del patrimonio nacional.

Cuando la figura de tu equipo es el portero hay que preocuparse. Cuando eso sucede ante Brasil, hay que festejar.

Ochoa dio el partido de su vida y justificó haber sido escogido por encima de Corona, menos acrobático pero que transmitía mayor seguridad. Las estampitas de Ochoa ya son religiosas y confirman lo raras que son las matemáticas: el uno vale más.

Al partido le faltó calidad, pero el público mostró la épica condición de los pulmones. Por su parte, "Felipao" y "El Piojo" gritaron como los tenores heroicos de un libretista muy malhablado.

México había derrotado a Brasil en el Mundial Sub-17 y en la Olimpiada, pero siempre había perdido en Copa del Mundo. El empate es histórico por su novedad estadística y por la forma en que se consiguió.

A diferencia de los pentacampeones, el Tri no tiene astros que militen en el Chelsea, el Bayern o el Real Madrid. Nuestra única figura indiscutible, Carlos Vela, no fue al Mundial por desavenencias con la Federación. Pero Herrera creó un grupo compacto, que ataca y defiende con enjundia.

Durante décadas, la Selección consideró que el sitio más remoto para disparar a portería era el manchón de penalti. Hoy ensaya el tiro al blanco...

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