Juan Villoro / La épica de la normalidad: gana Alemania

AutorJuan Villoro

En su atribulada historia, Alemania ha aprendido que lo importante no es ganar la guerra, sino la posguerra. La Final contra Argentina fue un equilibrio de la tensión hasta que en el tiempo complementario Götze bajó el balón con el pecho y remató de volea para marcar uno de los mejores goles del Mundial.

El cronista Nelson Rodrigues pedía al Brasil de Pelé que no exagerara con golizas en los partidos previos al Mundial. Ostentar la fuerza indigna a los dioses del futbol. Después de arrollar 7-1 a Brasil, Alemania despertó las sospechas de quienes saben que no conviene mandar toda la carne a la parrilla antes del banquete decisivo.

A lo largo del campeonato, la Mannschaft fue un equipo satisfactoriamente bipolar. Avasalló a Portugal y Brasil, presuntos grandes equipos, como si participara en una exhibición de futbol de playa; en cambio, sudó la gota gorda para vencer a naciones sin pedigrí, como Ghana, Estados Unidos y Argelia.

Por primera vez una selección europea se corona en América. El hecho de que Argentina no levantara la copa alivia un poco la pesadilla brasileña y evita las especulaciones teológicas sobre la comunicación directa del Papa con Dios. Aunque Ratzinger se encuentra en el banquillo, Bergoglio no hizo valer su titularidad.

La fortuna, el árbitro y los ángeles no participaron en un partido ganado desde el esfuerzo. Alemania controló la pelota sin apelar a la inventiva. No les hubiera molestado ser campeones del mundo con...

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