Juan Villoro / Nacimiento

AutorJuan Villoro

En las felicitaciones que se mandan por correo electrónico, se alude cada vez menos al carácter religioso de la Navidad. Para subrayar este rasgo de la modernidad, una amiga mandó este mensaje ambientalista: "¡Feliz solsticio de invierno!". Y sin embargo, a veces la religiosidad se impone por cuenta propia. De manera involuntaria, pusimos en escena un Nacimiento.

He oído al pintor Carlos Pellicer López contar cómo acompañaba a su tío, el poeta Carlos Pellicer, a buscar materiales para el Nacimiento que cada año instalaba en su casa de Sierra Nevada 779. Durante días recorrían las inmediaciones de la Ciudad de México en busca de musgos, plantas y rocas apropiadas para la escenografía. Cuando el poeta descubría algo digno de atención, exclamaba con teatralidad: "¡Favor de observar!". Había que ver un trozo de paraíso convertido en hierbas para el Nacimiento.

Durante más de 50 años, el autor de Hora de junio abrió las puertas de su casa durante diciembre, de seis de la tarde a nueve de la noche, para mostrar el cielo provisional que instalaba en su cochera. "Desde siempre organizo 'El Nacimiento' en mi casa. Estoy seguro de que es lo único notable que hago en mi vida. Es casi una obra maestra", escribió Pellicer.

Con amorosa dedicación, el poeta pintaba un escenario, acomodaba las pesquisas de sus excursiones, grababa música para la ocasión y componía poemas que reunió con el título de Cosillas para el Nacimiento. En el hermoso prólogo que escribió para presentar estos versos, Gabriel Zaid recordó que en 1223 San Francisco de Asís inventó el Nacimiento e incluyó los animales en la escena, creando la más perdurable imagen de la hospitalidad. La aportación fundamental de Pellicer fue la de convertir el Nacimiento en una celebración del amanecer. Al respecto escribe Zaid: "Como en los cuadros de Velasco, la luz era el personaje central. No el Niño ni el portal que, sin embargo, estaban perfectamente puestos. La luz, la Luz del Mundo era el verdadero niño presentado a la adoración".

El Nacimiento es un cielo doméstico y de juguetería. Un afortunado accidente me permitió comprobar esta parábola. Nos reunimos en mi casa para celebrar la llegada al mundo de María, hija de Yaiza Santos y Ricardo Cayuela Gally. Carlos Pellicer López y Julia Yuste, padrinos de mi hija, llegaron cargados de regalos.

Pero en vez de ofrecer el espacio acogedor que la ocasión merecía, los enfrenté al desastre. La primera señal de alarma fue ofrecida por Capuchino. Nuestro...

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