Juan Villoro / ¡Música, maestro!

AutorJuan Villoro

En su libro Pelando la cebolla, Günter Grass habla del fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando su generación contempló el devastado paisaje de la paz con una mezcla de alivio y desolación. Recién salido de la adolescencia, Grass se encontró en un campo de prisioneros donde mató las horas de hambruna imaginando guisos todavía futuros. En ese sitio precario, ocurrió un curioso acto de supervivencia. Los derrotados integraron una orquesta. Un día, Bach sonó en el campo. La redención había comenzado.

Recordé esta anécdota en Boca del Río, Veracruz, al escuchar a la orquesta de niños de la escuela JoséVasconcelos. Desde comienzos de 2014, doscientos alumnos de bajos recursos aprenden gratis a transformar el aire en armonía.

La escuela se basa en la pedagogía de las orquestas infantiles de Venezuela, creada en 1975 por José Antonio Abreu, pero sobre todo, en la inventiva. A falta de instrumentos, los niños practicaron en un principio con violines de cartón. Durante ese tiempo, Boca del Río fue el territorio de una extraña vanguardia donde manos diminutas pulsaban las cuerdas de una orquesta inaudible.

No es fácil que un niño acepte estudiar música sin la recompensa del sonido, menos si se trata de un niño de Veracruz, donde el silencio no pertenece a la costumbre.

Pero hay obstáculos que estimulan a gente como Enrique Márquez y Cecilia Velázquez. ¿Quiénes son estas personas? Ahora que se cumplen cuatrocientos años de la segunda parte del Quijote, se diría que

Enrique y Cecilia salieron de esas páginas para demostrar que el mundo no vale por lo que es, sino por lo que puede ser.

Márquez aprendió a tocar viola en Xalapa y prosiguió su carrera en Nueva York, donde ofició en diversas orquestas. Un día, este admirador de Mahler y Bruckner se preguntó por el auténtico sentido de su trabajo. Disfrutaba la música, pero,

con progresiva insistencia, pensó en quienes no podían hacerlo. Guardó la viola en su estuche y se inscribió en la Universidad de Harvard, donde hizo un posgrado en gestión cultural. Ahí conoció a Miguel Ángel Yunes, joven político veracruzano, que aspiraba a la presidencia municipal de Boca del Río y quien le propuso formar una orquesta. Fue el primer paso para crear una Filarmónica en un sitio que jamás ha tenido un conservatorio.

Márquez sólo dejará de promover la música cuando la realidad disponga de una pista sonora. La Filarmónica de Boca del Río se expandió en el proyecto educativo "Orquestando...

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