Juan Villoro / ¿'Jogo bonito'?

AutorJuan Villoro

El 31 de marzo de 1964, un golpe de Estado acabó con la democracia en Brasil. Durante veintiún años las garantías civiles se suspendieron y la dicha cobró las ilusorias y provisionales formas del futbol, la samba y el carnaval.

Cincuenta y dos años después, Brasil celebrará los Juegos Olímpicos bajo una tormenta política que ha ignorado la voluntad de cincuenta y cuatro millones de votantes, un asalto a la democracia que el escritor brasileño Eric Nepomuceno resumió de este modo en La Jornada: "Los militares ya no son necesarios para los golpes de Estado".

Borges dijo, famosamente, que la democracia es un abuso de la estadística. En una elección puede triunfar el peor. Los sistemas en los que no basta la mayoría simple para gobernar, y obligan a hacer alianzas, parecen brindar mejores válvulas de control para impedir que un exiguo ganador imponga criterios que afectan a todos. Pero nada salva a los seres humanos de sí mismos. "Puedo resistirlo todo, menos la tentación", con este aforismo Oscar Wilde resumió el impacto de las seducciones en la falible condición humana.

Para formar gobierno, Dilma Rousseff, del Partido del Trabajo, estableció una alianza con el Partido del Movimiento Democrático Brasileño. Investigada por un procedimiento fiscal (también utilizado por los presidentes Cardoso y Lula), perdió el apoyo de su vicepresidente, Michel Temer, del PMDB. Lo singular es que Temer se encuentra investigado por corrupción. Por su parte, Eduardo Cunha, diputado que promovió el juicio contra Rousseff, es investigado en ocho causas. Lo que mueve a los líderes del PMDB no es imponer una justicia que son incapaces de observar, sino acabar a toda costa con el gobierno del PT. La inquina contra Rousseff se ha expresado con la pasión de quienes antes la cortejaron. El episodio recuerda una tragedia de venganza de Shakespeare o un capítulo de House of Cards. No han faltado los ataques machistas ni los insultos contra una Presidenta a la que se le critica el gesto adusto (la alegría tiene un fuerte valor ideológico en Brasil: el delantero que falla un gol sonríe, convencido de que la fortuna le debe algo).

El proyecto político más importante de la izquierda en el continente americano está acosado. La corrupción es innegable y ha salpicado a todos los sectores, pero no se puede combatir con abusos de autoridad. El juez Sergio Moro, zar anticorrupción que unos ven como "brasileño del año" y otros como "Judas" o "golpista"...

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