Juan Villoro / Desactivar colectivos

AutorJuan Villoro

Nunca la promoción estatal de la cultura ha estado peor. Más allá de la simpatía que muchos tenemos por Alejandra Frausto, titular del ramo que se desempeñó con éxito en Culturas Populares, sus dos años al frente de la Secretaría han estado marcados por los escándalos y la inoperancia. Lo sucedido debería ser narrado por Jorge Ibargüengoitia.

En 2019, Cultura informó que el 4 de febrero era día festivo porque se celebraba la Batalla de Puebla; no tenían presente lo que en verdad conmemora esa fecha: la Constitución que los funcionarios deben observar. Tres meses después, Bellas Artes permitió que Naasón Joaquín García, líder de la iglesia evangélica La Luz del Mundo, celebrara ahí sus cincuenta años. Por primera vez, el recinto puso en entredicho su condición laica. Además, el homenajeado tenía expediente delictivo: al poco tiempo fue detenido en Los Ángeles por abuso sexual infantil, trata de personas y otros cargos. Ese mismo mes, las plicas de los premios literarios de Novela José Rubén Romero, de Cuento Infantil Juan de la Cabada y de Cuento Amparo Dávila fueron vulneradas, algo que nunca había sucedido. El carnaval de los despropósitos no se detuvo. En junio, movida por el afán de presentar, finalmente, un "logro", la Secretaría dio a conocer una "grabación inédita" de Frida Kahlo. La población escuchó una voz melodramática, difícil de asociar con la pintora, que en realidad pertenecía a la actriz Amparo Garrido.

Siguiendo un supuesto programa de descentralización, se anunció que Cultura trasladaría su sede a Tlaxcala. Decisión absurda: Tlaxcala es una de las ciudades más atractivas del país, pero que no concentra las oficinas con las que deben tratar los funcionarios del ramo. En esas condiciones quedaban dos alternativas: simular que la Secretaría se iba a otro sitio, y trabajar desde la capital, o resolver los asuntos en la carretera. El gasto de la falsa mudanza pertenece al involuntario rubro de los montajes teatrales.

Y luego está la desaparición de un fideicomiso decisivo como el Fonca y la disminución de apoyo a Efiartes. El Fonca tenía sesgos criticables como favorecer a un núcleo de privilegiados, y Efiartes depende de los intermediarios que consiguen el recurso y no siempre reparten bien lo que les corresponde a los creadores. Sin embargo, más allá de esas perfectibles limitaciones, se necesitan apoyos como el Fonca y Efiartes...

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