Juan Pedro Oriol / Infancia, pobreza y violencia

AutorJuan Pedro Oriol

Ayer se celebró en México el Día internacional del Niño. Lo que debería ser una auténtica celebración como las que les gustan a ellos, llena de alegría, comida, regalos, colores, dulces y pasteles, se suele convertir en un día normal; un sábado más que para muchos niños mexicanos no es más que otra prueba de supervivencia.

Gran paradoja. Fue tras la Primera Guerra Mundial y sus atrocidades perpetradas también contra los niños cuando se generó cierta preocupación y creó luego conciencia sobre la necesidad de protegerlos con urgencia.

Se fundó entonces una organización inglesa que hasta nuestros días lleva por nombre Save the Children, que con ayuda de Cruz Roja Internacional impulsó la primera Declaración de los Derechos de los Niños.

En 1925 en Ginebra, durante la Conferencia Mundial sobre el Bienestar de los Niños, se declaró el Día internacional del Niño el 1 de junio. Y en 1954, durante la Asamblea General de las Naciones Unidas se decidió que esta celebración se instituyera en todos los países y se celebrara en la fecha más conveniente. México adoptó el 30 de abril. Y por más buenos deseos tengamos de que sea una enorme fiesta infantil, no puede serlo para los 21.4 millones de niños que viven en pobreza.

¿Qué tanto o qué tan poco se ha hecho para cambiar la realidad de los niños que en México tienen que vivir desde pequeños como si fueran adultos? Abandonan el salón de clases para dedicarse a trabajar y conseguir apenas unos pesos no para el bolsillo sino para ayudar a mantener a su familia. Abandonan sus sueños y dan pasos adelantados como el de traer vidas al mundo a muy temprana edad.

Según la Unicef, no se ha podido terminar con el problema ni amortiguar su impacto prácticamente nada en los últimos 20 años porque la sociedad se encuentra en un círculo vicioso, aun cuando nos aseguran que la reducción de la pobreza en México vuela a la velocidad de la luz...

La solución primera sería mejorar el ingreso familiar aportado por los padres para romper ese círculo intergeneracional de pobreza. Pero no se ha logrado. Al contrario. El número de pobres en México ha ido en aumento. Y lo que no se ha ido invirtiendo en la niñez hoy, se pagará con creces el día de mañana. Así de...

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