Juan Pedro Oriol / La Iglesia en Filipinas

AutorJuan Pedro Oriol

El tifón Haiyán azotó a Filipinas cobrándose la vida de más de 10 mil personas, según la ONU, aunque las cifras oficiales hablan sólo de mil 833 víctimas.

Gran cantidad de comunidades han quedado destruidas y miles de filipinos al día de hoy luchan por reconstruir lo que queda de sus vidas y continúan sobreviviendo a una de las catástrofes más crueles y despiadadas de los últimos diez años, como el tsunami del Índico en el 2004 y el terremoto de Haití, hace tres años.

Desde el sudeste asiático nos han llegado imágenes conmovedoras. En menos de un mes, la potencia devastadora de la naturaleza ha golpeado dos veces la zona central de Filipinas. Hace cuatro semanas se registró un terremoto de 7.2 grados Richter, terminando con la vida de 171 personas y dejando cuantiosos daños. Y ahora, Haiyán aunque ajeno al comportamiento telúrico, hace recordar que Filipinas se asienta sobre el llamado "Anillo de Fuego del Pacífico", área de gran actividad sísmica y volcánica que es sacudida por miles de temblores al año, la gran mayoría moderados. Y en donde los tifones nunca han sido ajenos...

Las acciones humanitarias no han dejado de realizarse en la zona central del archipiélago. La ONU evaluó los daños. Se necesitan, como primer paso en la reconstrucción del país que durará unos seis meses, 301 millones de dólares. Estados Unidos, Inglaterra, Canadá, Australia, Emiratos Árabes, Alemania, Nueva Zelanda y Japón ya se han encargado de reunir la mitad del dinero, además de enviar cruzadas de atención médica coordinadas por Médicos sin Fronteras. México ha prometido su ayuda, ofreciendo un millón de dólares.

Cuando el Papa Francisco anunció que El Vaticano haría una primera aportación para demostrar su cercanía y la solidaridad cristiana con el pueblo filipino, sectores de la comunidad internacional no se congratularon, al contrario, exigieron que El Vaticano aportara dinero como si fuera un Estado que contara con un presupuesto inmenso.

La acción de la Iglesia no se reduce a la sola aportación de dinero. También con el poder de la oración y de la caridad se puede levantar una nación caída y continuar su caminar. Aunque el mundo no lo crea. Aunque en situaciones...

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