Juan Pedro Oriol / Encender el fuego

AutorJuan Pedro Oriol

Que un documento papal tenga gran acogida alrededor del mundo y en diversos ambientes, no es algo considerado habitual. Es una voz potente, firme, contemporánea, que ha sabido decirle al mundo lo que necesita escuchar. Por eso hay quien afirma que el papado de Francisco ha sido 'electrizante' desde sus inicios.

Estos días, esa voz se ha vuelto a escuchar con fuerza y determinación. El Papa, quien a través de su nueva exhortación apostólica Evangelii gaudium ("La alegría del Evangelio") ha hecho una radiografía del mundo actual, recordándonos de nueva cuenta que la Iglesia existe para ser misionera, que el cristiano debe ser evangelizador por naturaleza y que quien se lance a esta aventura de la evangelización en pleno Siglo 21 -donde el consumismo y lo 'mundano' se siguen apoderando de mentes y voluntades humanas- debe estar seguro que será la mayor aventura que la vida puede ofrecerle.

El documento es largo: 220 páginas. Está dividido por temas, y esto se presta a lecturas parciales, porque así como el Papa aborda el lacerante asunto de la pobreza humana y espiritual, también habla de la alegría que experimenta el cristiano que sabe compartir su fe.

"Toda experiencia auténtica de verdad y de belleza busca por sí misma su expansión, y cualquier persona que viva una profunda liberación adquiere mayor sensibilidad ante las necesidades de los demás. El anuncio cristiano es un mensaje de alegría, llevado por quienes la han experimentado ya; por eso, un evangelizador no debería tener permanentemente cara de funeral".

Cara agria. Cara de funeral. Estas graciosas comparaciones las hace el Papa Francisco con el afán de encontrarle sentido de humor a las cosas importantes de la vida, sin desapegarse ciegamente de la realidad. Él sabe que muchas veces es difícil transmitir la alegría de creer. En el mundo hay dolor, hay enfermedad. Existen el mal y las dificultades, los problemas y las cruces, las tristezas y la desesperanza. La alegría del Evangelio no ignora todo esto, pero de entre todo lo malo renace siempre porque es un estado del Alma fundado en la infalible bondad de Dios. Hace más de 2 mil años, Jesús vino a enseñarle al mundo que la...

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