Juan E. Pardinas / La xenofobia en mi espejo

AutorJuan E. Pardinas

Arnold Schwarzenegger, un emigrante austríaco que pisó suelo norteamericano a los 21 años, gobierna el estado más rico de Estados Unidos. Sonia Gandhi, nativa de la toscana italiana, se convertirá en la próxima primera ministra de la India. En México Jean Meyer, el historiador de origen francés, fue descalificado de la terna para dirigir el Centro de Investigación y Docencia Económicas por no ser mexicano de nacimiento. El CIDE ha tenido el gran tino de contratar profesores de Europa y América Latina que han enriquecido la vida académica del país. Es indefendible que una institución de enseñanza esté sujeta a semejantes criterios de discriminación.

"Uno no es de donde nace, sino de donde lucha", decía el Che Guevara para justificar su exportación de la violencia ideológica. Meyer vino a México armado con su pluma y su pasión por la historia. Sus libros sobre la guerra cristera son referentes obligados para explicar la primera mitad de nuestro siglo XX. Meyer tuvo que abandonar sus aspiraciones de dirigir el CIDE, ya que el artículo 21 de la Ley Federal de las Entidades Paraestatales exige "ser ciudadano mexicano en pleno ejercicio de sus derechos" para poder encabezar la institución.

Los mexicanos por naturalización, aquellos compatriotas que por voluntad propia tomaron la decisión de adoptar la nacionalidad, son de acuerdo a esta ley ciudadanos de segunda. Sería interesante conocer la opinión de la Suprema Corte sobre esta norma que discrimina a un grupo específico de paisanos. Dicha legislación es un reflejo de nuestra suspicacia legendaria sobre los extranjeros barbados que se llevaron el tesoro de Moctezuma, a cambio de un puñado de espejitos. Los prejuicios sobre el mundo exterior están tan bien arraigados en nuestras instituciones y subconscientes que son un recurso frecuente en la publicidad.

Hace unos años, un comercial de Telmex vestía a un gringo en un ridículo traje de charro para descalificar a su principal competidor en el mercado de larga distancia. Banorte también le pone unas gotas de xenofobia a su propaganda donde aparecen jugadores de futbol con la camiseta de la selección nacional, pero con apellidos infrecuentes en el directorio telefónico: "No importa que haya extranjeros en nuestra banca siempre y cuando el mejor sea mexicano." Banorte tiene razón en su anuncio: no importa el origen de la institución financiera. El desarrollo del país requiere de bancos que hagan negocio al prestar el dinero de los ahorradores y no al...

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