Juan E. Pardinas / Una oposición que sirva

AutorJuan E. Pardinas

Los legisladores del PRI, el Verde y un puñado de senadores del PAN están a punto de hacerle un enorme daño a México. El tricolor y sus macehuales quieren convertir al abogado Raúl Cervantes en Fiscal General de la República por nueve años. Esta nueva figura tendrá el mayor poder al que puede aspirar una autoridad: perseguir penalmente a sus ciudadanos. La duración en el cargo llegaría hasta el mandato presidencial que iniciará en el lejano año de 2024. El fiscal podría solicitar el desafuero del presidente de la República, de un gobernador o miembro del Congreso. El Fiscal General tendrá capacidad de espiar a ciudadanos, políticos y delincuentes. Esas facultades, en teoría, deben estar sancionadas por un juez, pero el caso Pegasus nos demuestra que en México, el espionaje es un “problema cultural” sin sanción, ni castigo penal. En la conciencia y el fuero interno del Fiscal General estará la única rienda para frenar la tentación de perseguir a sus enemigos y perdonar a sus amigos. A partir de noviembre de 2018, el Fiscal General podrá designar como su subordinado al fiscal especializado en delitos de corrupción. De ese tamaño es el poder que está en juego.

Raúl Cervantes es un jurista agudo con una inteligencia privilegiada. Sin embargo, este no es un concurso de IQ o de aptitudes de conversación, sino la designación más importante en la historia de la democracia mexicana. Por demasiados años, Raúl Cervantes ha puesto sus talentos al servicio del PRI. El primer Fiscal General debe ser un hombre de Estado, no un militante de partido. Mientras en Panamá se persigue y castiga el espionaje sin autorización judicial, en México el caso se mueve a paso de tortuga. Mientras varios países de América Latina avanzan en las consecuencias penales del caso Odebrecht, aquí en México se le dan facilidades indebidas al principal sospechoso. Todo esto ha ocurrido en la PGR en los tiempos de Raúl Cervantes. Nombrar a un militante del PRI en la Fiscalía es la mejor manera de politizar el debate, restarle legitimidad al cargo y debilitar a una institución que todavía no ha nacido.

La designación de Cervantes...

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