Juan E. Pardinas / Motivos de esperanza

AutorJuan E. Pardinas

El gobierno de Enrique Peña Nieto ha tenido problemas para prevenir el delito y aún más desafíos para prevenir el ridículo. Nombrar como subsecretario de Gobernación a una persona sometida a una investigación criminal fue una pésima idea que perjudicó la menguada reputación presidencial. ¿No hay nadie en Los Pinos o en el gabinete que le diga la neta a Peña Nieto?

¿Nadie le advierte los costos de apostar al olvido de los yerros de algunos de sus principales colaboradores? La revista británica The Economist afirmó la semana pasada: El Presidente parece valorar más la lealtad personal por encima de la rendición de cuentas. Esa jerarquía de preferencias era viable para un gobernador estatal, pero resulta totalmente disfuncional para el jefe de Estado de la treceava economía más grande del planeta.

En una decisión más fácil de saludar que de explicar, el Ministerio Público dedicado a delitos electorales procedió en contra de Arturo Escobar. En un país donde la impunidad es una regla, la acción de la FEPADE llama al asombro y la sorpresa. Este tropezón en el Poder Ejecutivo representa una oportunidad para retomar el rumbo de la prevención del delito. Lo primero que debería hacer el sucesor o sucesora de Arturo Escobar en Gobernación es leer el estudio de caso Estrategias de Seguridad: Experiencias de Chihuahua y Nuevo León. El documento elaborado por Arturo Ramírez Verdugo y Reyes Ruiz González, con prefacio de Pedro Aspe, cuenta una moraleja importante para el México contemporáneo: cómo dos entidades de la República lograron salir de una dolorosa crisis de violencia.

En todo 2008, de acuerdo al INEGI, Nuevo León tuvo 242 homicidios, para 2011 la cifra se multiplicó por ocho para llegar a 2074 asesinatos. Nuevo León era un remanso de paz si se le comparaba con Chihuahua. En 2010, esa entidad de la República tuvo 6273 homicidios, lo cual representó una cuarta parte de todos los asesinatos cometidos en México en aquel año. Ahora las cosas han cambiado para bien. En Chihuahua, las muertes violentas son menos de la tercera parte que en su peor año. En Nuevo León, la...

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