Juan E. Pardinas / El miedo a las subastas

AutorJuan E. Pardinas

Por ley, el gobierno mexicano tiene la obligación de ser ineficiente. Las normas que buscan combatir la corrupción entorpecen la toma decisiones, sin garantizar el buen uso del dinero público. Desde la compra de un lápiz hasta la adquisición de un helicóptero implican un engorroso proceso burocrático. Los servidores públicos honrados sufren un maratón de trámites para hacer bien su trabajo, mientras que los clepto-burócratas trafican influencias, pero con un estricto apego a la normatividad.

En el año 2002, el periódico Wall Street Journal publicó un reportaje que retrata este vía crucis tramitológico en Pemex. Un pozo de gas natural cambió su viejo sistema de válvulas, pero los auditores encontraron que había demasiadas refacciones extranjeras. La solución de los inspectores anticorrupción fue ordenar que se colocaran nuevamente las válvulas viejas y oxidadas, mientras se llevaba a cabo una nueva licitación pública para comprar refacciones nacionales. Cuando el director de la planta rechazó la "solución", los auditores le iniciaron una investigación por posible contubernio con los proveedores. ¿Cómo darle mayor flexibilidad a los servidores públicos a la hora de asignar contratos, sin ampliar las oportunidades de actos de corrupción?

El diputado del PRI Eduardo Sánchez presentó una iniciativa interesante para reformar la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios. Esta norma regula los procedimientos de compras en el gobierno federal. La parte más original de la propuesta es incorporar el uso de subastas electrónicas en las adquisiciones del gobierno y empresas públicas. Las subastas electrónicas permiten mayor transparencia en las licitaciones, hacen los procesos más eficientes y generan importantes economías presupuestales. En México, la UNAM y los gobiernos estatales de Nuevo León y Baja California ya aplican mecanismos de subasta electrónica en sus procesos de compras.

La subasta electrónica es un mecanismo útil para promover el ahorro y la eficiencia, pero no es una varita mágica para resolver los problemas en todas las adquisiciones que se llevan a cabo con dinero público. A la hora de comprar un bien o servicio, el precio más bajo no es siempre la variable más importante. Se pueden subastar las refacciones o el...

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