Juan Jesús Garza Onofre y Javier Martín Reyes / Ministros militaristas

AutorJuan Jesús Garza Onofre y Javier Martín Reyes

Finalmente, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) invalidó la reforma que pretendía transferir el control operativo y administrativo de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Se trata de una decisión que hace valer la Constitución, una reivindicación del gobierno civil y un freno a los intentos del presidente López Obrador de profundizar la militarización de la seguridad pública.

El ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá presentó un proyecto que no tiene desperdicio. Analizó a detalle la génesis de la nueva Guardia Nacional, mostró cómo su adscripción a la Secretaría de Seguridad Pública busca garantizar su carácter civil y evidenció que es constitucionalmente inadmisible que el mando y dirección de tal institución queden a cargo de la Sedena. Sin protagonismos ni estridencia, pero con rigor y contundencia, González defendió y logró conformar una mayoría de ocho votos a través de una propuesta que se tomó en serio la Constitución en un tema por demás relevante para el futuro de nuestra democracia.

No obstante, al igual que en anteriores ocasiones, hubo integrantes de la Corte más preocupados en congraciarse con el poder presidencial que en cumplir con sus obligaciones constitucionales.

A estas alturas, ya no sorprende que Arturo Zaldívar, Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz conformen un bloque en el que los pésimos argumentos jurídicos pretenden ser fachada para encubrir sus inconfesables deudas y ambiciones políticas. Estos tres integrantes, por decirlo pronto, son el mejor ejemplo de la claudicación del Derecho frente a la política.

Hace algunos meses, en estas mismas páginas, decíamos que Zaldívar se había convertido en un auténtico ministro populista. Enojado, en una de las conferencias de prensa hechas a imagen y semejanza de las mañaneras, el todavía presidente de la Corte respondió: "que me llamen populista". Su defensa hoy suena más incompleta y hueca que nunca, pues claramente el ministro populista también resultó ser un convencido militarista.

Estridente, ruin y contradictorio. Así es el populismo judicial de Arturo Zaldívar, un lúgubre personaje que hoy se encuentra mucho más cerca de Yasmín Esquivel que de quienes han servido en la Suprema Corte con decoro, congruencia e independencia. La discusión de ayer evidenció cómo es mucho más sencillo hacer tiktoks que una digna labor como ministro.

En tal sentido, habrá que tener presente cómo algunas de las...

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