Juan García de Quevedo / Tijuana y Madrazo

AutorJuan García de Quevedo

Decía del PRI su presidente Madrazo que era, o estaba cerca de ser, un partido socialdemócrata. Ciertamente aquí en México y en el mundo, los presidentes de partido no deben hacer un claro ajuste de cuentas con sus palabras y conceptos. El tiempo político es tan intenso y rápido que seguramente cometen más de 100 errores. Pero por lo menos en el Madrazo precandidato a la Presidencia de la República y luego presidente del PRI, se apuesta a una lucha a favor de la militancia y en contra de la tecnocracia. Ese es al menos el diferendo que aparece en su representación ideológica con el Presidente Zedillo. Madrazo recurre a las bases, las asambleas y la militancia partidista como fuente de legitimación política.

Sin embargo, en Tijuana, Madrazo escoge al famoso hijo del profesor Hank. Y ciertamente Jorge Hank Rohn, por lo que conocemos de su historia financiera y de negocios, poco casa con un empresario propio de la socialdemocracia. Tampoco destaca por su militancia fervorosa, y su mayor atributo es la amistad con Madrazo y la extraordinaria fortuna que heredó.

No es tampoco un político con vocación y oficio pero sí con el dinero suficiente para hacer una campaña y ganarla.

En términos prácticos Madrazo ganó, aunque evidentemente perdió, y mucho, la idea y los principios del PRI histórico y del PRI que el mismo Madrazo propuso. Entiendo que en política hay momentos en que lo importante es ganar a cualquier precio pero en este caso el precio fue altísimo porque se deja en claro que en el PRI decide el gran dinero. Por lo menos en esta decisión de la cúpula priista.

Pero seguramente que en este momento en que la vida política nacional camina de escándalo en escándalo, lo del hijo del famoso profesor no levantará pasiones ni críticas duras. En el mundo de la política en México todo puede ser posible, entre otras cosas liquidar algo que, por lo menos antes, se cuidaba en exceso: las formas.

Siempre, dentro de los discursos de los gobiernos de la Revolución Mexicana, se hablaba de empresarios progresistas. Es decir, los que invertían en México, creaban fuentes de trabajo, generaban riqueza, desarrollaban regiones o sectores productivos y eran entendidos como baluartes del sistema político. Sin embargo el hijo del profesor, por lo que sabemos, no encaja dentro de esta definición.

Por otro lado, todavía no se ha demostrado científicamente...

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