Juan García de Quevedo / El terrorismo

AutorJuan García de Quevedo

Para Gabriela Reynoso Delgado

El terrorista yihadista lucha contra el mundo, su enemigo es el mundo ajeno a sus convicciones, a su dios, a sus creencias. Espera el tiempo "sagrado" para matar y morir. Escándalo absurdo donde matar es vivir y morir es también vivir. Lógica incomprensible, lógica premedieval o mejor, una lógica que escapa de la lógica y del mundo. El terrorista está lleno de verdades demoniacas y malignas que presuntamente lo llevan al cielo, a su cielo exclusivo. Una muerte sin luto, una muerte paradójicamente alegre, feliz, una muerte buscada, querida, anhelada. Una vida sin otro propósito que matar y morir. Héroe para sí mismo y su secta, piensan que una vez constituido el califato, es decir, su "Estado Islámico" con territorio, el principio está constituido.

¿Por qué incluso los nacidos en Francia pueden ser tan impermeables a la cultura occidental, a la ilustración, a la razón cartesiana? ¿Por la promesa de ganar el cielo? Un buen día, o un mal día, hartos, aburridos de un mundo sin emoción, donde lo heroico está en los laboratorios, en los centros de producción de conocimientos, cansados de una vida monótona, sin mayores expectativas por no haber logrado contarse entre los destacados, escuchan a alguien que les asegura que pueden ser héroes y empieza la llamada "deriva religiosa", la radicalización. Entre la crisis económica y el salto cualitativo en la generación de riqueza, la era digital, la cosmología que posiblemente permita a Dios y la filosofía del mal, que lo niega totalmente, ese hombre desorientado, ese hombre termina buscando en la última emoción del hombre un último oxígeno de vida. La última emoción, morir. Porque el capitalismo más avanzado forma hombres rotos, hombres en el límite del abismo, hombres donde la intimidad, la interioridad, es solo la mueca y el gesto de una mayoría de hombres rotos.

Por otro lado, el colonialismo de la vieja Europa está pagando sus pecados: hacer de miles y miles de hombres los condenados de la Tierra. Esto no es literatura, son hechos ciertos y puntuales.

El califato puede desaparecer en días pero el terror francés a la prensa escrita, los comentarios y la afirmación de la pluriculturalidad frenan al gobierno para tomar medidas más drásticas. Buenos para la Marsellesa maravillosa pero tímidos en el combate, muy tímidos. Sé que la inteligencia puede más que las balas pero al margen de estrategias...

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