Juan García de Quevedo / Partidos políticos

AutorJuan García de Quevedo

La sociedad camina demasiado aprisa, reformando y reformulando sus formas de existencia práctica y teórica. La revolución del conocimiento y la revolución tecnológica realizaron un salto cualitativo de enormes proporciones. Muchas instituciones quedaron rebasadas por la rapidez de los hechos sociales. El asunto de la pobreza se aborda desde diferentes ángulos y ahora la desigualdad es el tema prioritario, en tanto camina también con una rapidez incontenible, haciendo que la minoría rica sea cada vez más rica y más minoría. La masa de los muy ricos se achica conforme aumenta su riqueza y ya no es demagógico hablar de los dueños del mundo. Ya pasaron los tiempos de la formación de sindicatos, del conflicto obrero-patronal como el conflicto esencial de la sociedad, del salario como el principal resorte de las políticas públicas. También el tiempo de los partidos de clase para darle a los sindicatos una proyección fuerte y sólida en el debate político.

La verdad es que nos encontramos ante una sociedad cuyos cambios vertiginosos siguen arrastrando y arrastrarán fórmulas necesarias para la democracia como los partidos políticos, que no obstante las sumas impresionantes de dinero que se les destina cada día son más huecos, insignificantes, diluidos e incapaces de generar identidades propias y diferenciadas. La primera condición de la modernización de los partidos es alcanzar a la sociedad dentro de nuevos instrumentos como los movimientos sociales, las redes sociales y las múltiples formas de comunicación y de reflexión sobre temas que le indignan, porque dígase lo que se diga los partidos están formados por élites y sus direcciones son élites políticas por donde se les vea, fuera de las direcciones carismáticas donde el partido es el hombre y el partido no puede ser entendido sin el hombre y que terminan históricamente teniendo tendencias autoritarias indiscutibles. En nuestro país no veo a los partidos resolviendo problemas sociales; antes tenían la capacidad de crearlos, ¡ahora ni siquiera eso!

Pensar y reflexionar sobre los partidos no sólo es una obligación sino algo fundamental para nuestra vida democrática. La razón es sencilla: estas viejas estructuras resuelven lo fundamental de la República, desde la Presidencia hasta el regidor del municipio más humilde del país. Sin embargo, dentro de la percepción social los partidos gozan de una...

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