Juan Enríquez Cabot / La culpa...

AutorJuan Enríquez Cabot

Hará poco más de un mes la culpa de la mayor parte de los problemas congénitos de los hijos se atribuían a la madre. Hará una semana, parte importante de la culpa del enorme incremento en autismo y otras condiciones empezó a recaer sobre los hombres rabo verde. Pero antier el panorama se complicó un tanto más...

Durante la última década el número de casos de autismo, esa dura condición que limita la interacción verbal y emocional desde muy chavo, se ha duplicado en muchos lugares. El incremento es especialmente importante en países como Estados Unidos y Corea, los cuales sufren hasta 10 veces más casos que algunos otros países.

Una parte importante del incremento seguramente se debe a mejor comprensión e identificación de diversos grados de esta condición. Pero sin duda hay enormes cambios en cómo interactúan los cerebros de más y más chavos con su entorno. Donde sí hay duda es en el porqué, y ¿por qué tan rápido incremento en el número de víctimas?

La revista Nature, hará una semana, causó sensación publicando un estudio de la compañía islandesa DeCode, que, aparentemente, explicaba una parte importante, quizás hasta un tercio, de los casos de autismo en Estados Unidos. Se sabía, antes de este estudio, que mientras más tiempo esperara una madre para empezar a tener hijos, más riesgo había de todo tipo de problemas con la cría. En época en la que más y más mujeres estudiaban carreras universitarias y de posgrado, e iniciaban carreras profesionales, este reloj biológico causaba enormes presiones, dudas y estragos. Pocos hombres entendían, o sentían, la presión que causa saber que cada año aumenta la posibilidad de no tener un hijo o hija, o que el chaval sufra retraso mental, esquizofrenia y otros males. Pero el artículo de Nature cambió parte de esto. Porque de repente resultó que el hombre, y su edad al procrear, también tiene enorme impacto.

A partir de sus veinti tantos años, el esperma de los jóvenes se deteriora año tras año. En promedio cada año acumula dos mutaciones más. O sea un padre de 20 años transmite, en promedio, 25 mutaciones a sus hijos. Pero uno de 50 años transmite 85 mutaciones. Claro, algunas de estas mutaciones pueden resultar benéficas. Pero muchas afectan al cerebro, y en particular las probabilidades de engendrar un hijo autista.

Durante una semana los blogs feministas, con buena razón, repicaron campanas. Se iniciaron mil debates, por ejemplo si los jóvenes deben almacenar y preservar esperma, por si acaso. Se...

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