Juan Enríquez Cabot / Diez maneras...

AutorJuan Enríquez Cabot

Hay infinidad de maneras de matar un gran país. Aquí sólo pequeña muestra de 10...

Mucho país aguanta mal gobierno, desgobierno, no gobierno, siempre y cuando siga innovando, creando, desarrollando. Pero cuando una sociedad pierde la habilidad para crear, cuando hay menos poetas, escritores, muralistas, inventores, científicos...

No diversificar industrias. Hay infinidad de lugares como Detroit, otrora capitales de la innovación y oportunidad. Durante décadas diseñaron y fabricaron lo mejor del mundo. Pero llegaron a sentirse con derecho a seguir siendo los mejores. Llega un momento donde todo se estanca. La fórmula continua, lo mismo la vieja empresa. A gran región se le olvida cambiar, desarrollar, inventar, importar nuevas ideas, nuevos productos. Suben salarios y prebendas, baja calidad. Los nietos sobreviven unas décadas siendo custodios de viejas industrias como varilla, acero, cemento y cerveza. Eventualmente acaban caciques de desiertos llenos de monumentos en ruinas, historias, leyendas y mitos.

No desarrollar y no importar talento. A veces aun en los países y las culturas más extraordinarias, lo interno no basta. Por eso, nunca hay que reconocer y traer de fuera. La gente que se gradúa de los institutos de tecnología de la India, Technion en Israel, Canadá, Japón, Indonesia, Brasil, Chile o Estados Unidos puede ser demasiado ambiciosa y competitiva. Hay que proteger la mediocridad. Nunca atraer a los que tienen talento, ambición e ideas.

La mediocridad en primaria, secundaria y universidad es certera receta para enterrar futuros. No hay país que con mala escuela genere riqueza a largo plazo. No casualmente muchos países acaban con enormes ghettos internos, poblaciones no exitosas y aisladas. Hay que trabajar duro para crear maestros inútiles, porque su objetivo fue alguna vez enseñar.

Tener y depender de recursos naturales ayuda a garantizar que una pequeña minoría de malgobernantes y oligarcas se clave casi todo. Hay que nutrir y nutrir parasíticas empresas públicas, empresas que muy bien alimentan a unos cuantos y muy mal sirven a los muchos. El petróleo, oro, carbón, gas y plata permiten mantener la maravillosa ilusión de que hay y habrá. Y se perpetúa el mito de que el recurso "es nuestro".

Gasta y gasta, promete y promete. Casi nada tan eficaz para elegirse cada tres o seis años como el gastar a futuro sin pagar hoy. Total, será problema del que sigue. Por eso hoy vemos tantas impagables deudas públicas y pensiones...

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