Juan Ciudadano/ Cocinar un Informe

AutorJuan Ciudadano

Es natural y legítimo que un Jefe de Estado quiera presentar a la Nación un recuento de sus logros y aciertos, como lo hizo el Presidente el sábado pasado.

Los que es antidemocrático, sin embargo, es que la información cruda sólo se pueda guisar en la cocina del Presidente.

A ese recuento de hechos elaborado desde el poder, a ese México visto desde Los Pinos que es el Informe, le hace falta su contraparte: la posibilidad de hacer revisiones, desde la sociedad, del rumbo que sigue la administración pública; de hacer recuentos basados en información pública confiable y libre de manipulación.

En México esto no es posible.

Los Secretarios de Estado entregan a los redactores del Presidente documentos con los que los miembros del Gabinete compiten por presentar los catálogos de éxitos más amplios.

La información les pertenece y la pueden presentar como mejor les convenga.

El mensaje presidencial del sábado es un botón de muestra. El uso discrecional de unidades de medida, definición de períodos y nivel de detalle de la información es una forma sencilla de manipular sin mentir.

Por ejemplo, cuando Vicente Fox habla de avances en el desarrollo social usa indicadores tan variados como número de tiendas Diconsa abiertas, número de familias incorporadas al Progresa, incremento al presupuesto en la educación superior o, simplemente, "millones de familias" para hablar de la distribución de desayunos escolares.

El próximo año, los indicadores que se utilicen tanto en el mensaje del Presidente como en el documento del Informe y sus anexos pueden ser completamente distintos. Lo importante es retratar a un país que avanza.

Por eso, desde Los Pinos, el País siempre se ve más verde.

Aquella práctica común en la que los Regentes capitalinos pintaban los jardines de los camellones para que los trayectos del Presidente por la ciudad fueran más placenteros, es también una buena metáfora del funcionamiento del sistema en su conjunto.

La absoluta discrecionalidad de los Secretarios de Estado en el manejo de la información pública les da la posibilidad de magnificar logros y minimizar fracasos.

La opacidad hace que sus números sean difícilmente discutibles.

Es así como cada primero de septiembre, independientemente de la situación del País, el Presidente se siente con ánimo de hablarnos a los mexicanos en tono festivo sobre el buen curso de la Nación.

Sigue siendo la fiesta del Presidente. No sólo porque los televisores y radios del País están a sus disposición...

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