Juan Ciudadano / La otra (¿micro?) reforma

AutorJuan Ciudadano

Las modificaciones constitucionales en materia de justicia, publicadas en junio pasado, no son una microrreforma como la de Pemex aprobada la semana pasada en el Senado, pero al parecer, se quieren implementar como si lo fueran.

La de justicia tiene el potencial de ser la palanca para el cambio más importante en muchas décadas para la justicia mexicana.

Por ello cuesta trabajo entender que, a medida que se empiezan a conformar los órganos que habrán de hacerse cargo del proceso de implementación de la misma, el Presidente Calderón no le imprima el liderazgo que requiere.

La última manifestación de esa extraña inclinación por el cambio pequeño es el decreto que crea la instancia de coordinación para hacer realidad la reforma.

Se trata de un decreto en el que a los Poderes Legislativo y Judicial no se les trata como socios, sino como subordinados y en el que se pasan por alto las bases, definidas en la propia modificación constitucional, para conformar el órgano de implementación.

Son tres las faltas más graves del desganado decreto presidencial.

  1. Confundir la implementación de un nuevo sistema de justicia con la actividad cotidiana en materia de seguridad.

    El nuevo sistema de justicia penal será una herramienta fundamental para combatir el clima de impunidad que ha propiciado la crisis de seguridad que hoy vivimos.

    Pero la función del Consejo de Implementación y quien esté al frente de la operación de la reforma, es decir, el Secretario Técnico, es apoyar a los Estados y a la justicia federal en un proceso de cambio que durará al menos ocho años.

    No tiene por qué ser parte de las funciones de este personaje, como sugiere el decreto presidencial, proponer reformas legales para hacer frente a las amenazas de seguridad que vive el País.

    Que nos quede claro de una vez por todas: la reforma de justicia no tiene nada que ver con los resultados en 100 días y cosas por el estilo.

    La reforma de justicia es el conjunto de cambios que debimos realizar hace 10 años para evitar la crisis que hoy vivimos, misma que no será resuelta hasta en tanto no nos comprometamos con cambios de largo alcance y cuya implementación necesariamente tomará tiempo.

  2. ¿Y la defensoría pública?

    El nuevo sistema de justicia no tiene nada que ver con sacar confesiones a golpes.

    Nos estamos acostumbrando a ver como normal -y, tal vez, hasta con gusto- que la autoridad presente a la opinión pública supuestos delincuentes con marcas de golpes en la cara.

    En realidad, lo que...

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