Juan Ciudadano / Hoy, día 1 del Congreso

AutorJuan Ciudadano

Los tres años de duración de cada Legislatura se van volando con miserables resultados.

Cambiar esta historia de ineficacias exige empezar a trabajar hoy mismo en la definición de la agenda de trabajo.

Lo que necesitamos, más que iniciativas aisladas, son paquetes coherentes de reforma.

Los diputados de la 58 Legislatura pusieron en el 2002 el primer ladrillo de lo que debió haber sido un paquete de reformas a favor de la apertura informativa del Estado mexicano.

La 59 Legislatura, la actual, perdió la oportunidad de darle continuidad a este trabajo.

Esta falta de voluntad del Congreso de la Unión por completar un proceso de cambio nos dejó a medias entre un modelo de desarrollo basado en el control de la información por parte de la alta burocracia gubernamental y otro en el que el eje del desarrollo esté en hacer de cada mexicano un ciudadano, es decir, alguien informado, tomador de mejores decisiones y que puede exigir cuentas, no sólo al Gobierno federal, sino a todos los órganos del Estado.

Para completar la tarea rehuida por el actual Congreso hacen falta al menos cuatro reformas específicas.

Las dos primeras implican cambios a la Constitución:

  1. Poder Judicial

    La confianza en nuestros aparatos judiciales exige poder ver cómo se hace justicia. Esto sólo es posible con juicios orales y públicos en todos los ámbitos de la justicia.

    Para un cambio ordenado y a fondo de nuestro sistema cerrado e inquisitivo, a uno abierto y oral, se requiere de una reforma constitucional que sea la plataforma para las reformas específicas a emprenderse en los Estados y en el fuero federal.

  2. Estados

    Hoy muchos Estados viven el peor de los dos mundos: ya pagan onerosos aparatos burocráticos para la transparencia, pero no gozan de la posibilidad de un acceso real y expedito a la información.

    Una reforma constitucional deberá forzar a establecer procedimientos ágiles de acceso a la información por los que no se requiera de acreditar personalidad jurídica; fortalecer la autonomía de los órganos de transparencia locales; partir del principio de que toda la información es pública, salvo excepciones contadas y justificadas a toda prueba, e imponer castigos severos para quien burle la Ley.

  3. Partidos

    Los partidos políticos son las más escurridizas de las instituciones de interés público para responder a las exigencias de apertura informativa.

    Además de esta naturaleza esquiva de los partidos en todo el mundo, en México la Ley de Transparencia no los hace sujetos...

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