Nosotros los jotos / ¡Qué vértiga!

AutorAntonio Bertrán

La Sobrecargo Mayor luce un chongo prominente como su jerarquía. Chaparrita y de modos nerviosos, da la bienvenida al vuelo y las indicaciones a una velocidad de jet. Así de acelerado resulta mi fin de semana, que arranca con el despegue:

Cincuenta minutos después, el capitán aterriza como un ángel. "¡Bienvenido a Guadala-guapa!", me digo al ver al guapísimo Óscar, el chofer que sostiene un cartelito con mi nombre y el de otros dos escritores de Ediciones B. Espera en la salida para llevarnos al hotel.

A mis compañeros de viaje ya les da güeva la Feria Internacional del Libro (FIL). Son autores consagrados de literatura infantil y novelas, así que acuden cada año, desde hace muchos. Pero yo estoy nervioso, feliz también, porque para mí será una desvirgada. ¡Quién fuera a pensar que se pudiera una más! Pero nunca he presentado un libro en la feria de ferias. Y el libro es mío.

Karla Bañuelos, la jefa de prensa, me abraza, radiante, en el vestíbulo del hotel. Rápido, me da un boleto para entrara a la inauguración de la feria, que empezó hace poco. Así que corro. El recinto de la FIL está nomás cruzando y unos minutos después entro al Auditorio Juan Rulfo.

Me chuto los discursos aburridos de políticos y funcionarios. Yo quiero oír a Emmanuel Carrère, periodista y escritor que admiro, galardonado con el Premio FIL. Por fin llega su turno. Sonríe y se profundizan las arrugas que surcan su rostro inteligente. Es francés y yo no sé francés ni tengo audífonos para la traducción. Por Fortuna, en una gran pantalla va apareciendo su texto en español.

Me identifico con él. Claro que el autor es un prodigio (lee "El adversario", ¡escalofriante!). Bueno, Emmanuel y Yola, cada quien a su estilo, nos desnudamos en nuestros textos. "¿No le causa problemas, no le molesta habar de sí mismo así?", dice que suelen preguntarle. "'Así' quiere decir de forma sincera, cruda, y la mayor parte del tiempo eso se refiere a hablar de sexo".

Responde siempre que no. "Por una razón muy simple: porque soy yo quien decide qué revelar y qué callar". (Ahora estoy más desnudo ante ti, querido lector).

El discurso remata con la anécdota de una peluquera enana y malvada. Era un personaje de "David Copperfield", exitosa novela de Charles Dickens que aparecía por entregas en un periódico inglés del siglo 19. Un día, el autor recibe la carta de una enana pedicurista que le cuenta que sus vecinos la identificaban con la mujer pequeña de su novela. "Mi vida se ha convertido en un...

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