Nosotros los jotos / El verbo del orgullo

AutorAntonio Bertrán

Ponerse una peluca rosa, altas zapatillas de cristal y un vestido rojo, ceñido y escotado que deja ver pelo en pecho, es elegebetear.

Elegebetear es organizar un congreso de literatura sáfica, una reunión de especialistas que analizan las letras que cantan con pasión tortillera al amor entre mujeres, como lo hacía Safo en la isla de Lesbos. O publicar cuentos y novelas con protagonistas raritos, desviados, con esas "flores de escándalo" cuyas aventuras es una delicia leer.

Elegebetear es asistir a una marcha LGBTTTIQ con espíritu juguetón y banal o contestatario y aguerrido, o quizá peleadísimas porque no se está de acuerdo con quien organiza ese desfile "vendido" a los empresarios, marcas comerciales y a los políticos oportunistas que desvirtúan la lucha por los derechos de las personas homosexuales que empezó, heroicamente, hace cuatro décadas.

Montar la pastorela "La venida de Chucho el Chilango" o el espectáculo de cabaret "Lo que el virus se llevó"; encestar un balón decisivo en el torneo Bearmex de osos sudorosos y basquetbolistas; organizar el Festival Internacional de la Diversidad Sexual o el Mix de cine gay, también es elegebetear.

Inventar este verbo del orgullo lésbico, gay, bisexual y trans igualmente es un acto de alto sentido elegebetero. El autor de esta palabrita activa (que no discrimina a las pasivas) es mi tocayito Antonio Marquet. Se le ocurrió en 2010, después de la aprobación del matrimonio igualitario en la Asamblea Legislativa del entonces DF, conocida Ley Razú por el decisivo impulso del diputado local David Razú. Ese hecho representa, en opinión de mi amigo, el momento más importante para los homosexuales, ya que por primera vez fuimos considerados como sujetos y sujetas del mismo derecho que los heterosexuales (al menos en Chilangolandia).

La raíz de elegebetear está en las primeras siglas que se refieren a la diversidad sexual: LGBT. Marquet dice, y dice con razón, que "transformar siglas en un verbo tiene hondo significado". En este caso, la nueva palabrita (neologismo) es un verbo que nos reúne a todos y, agrega el profesor de la UAM Azcapotzalco, "nos coloca en un presente continuo, en acciones duraderas que se realizan en presencia de los hablantes".

Así, yo elegebeteo cuando escribo estas letras torcidas, tú, querido lector, puedes elegebetear de lo lindo, él o ella, mi comadre, elegebetea cuando se va de ligona al antro...

Pero sobre todo elegebetea Antonio Marquet. Yo lo considero el documentalista gozoso...

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