Nosotros los jotos / Perversión particular

AutorAntonio bertrán

Después de tanto encontrarnos aquí cada martes, querido lector, creo que ya nos hemos cogido confianza. Quizá más de la que tú quisieras, pero yo creo que la suficiente como para que te comparta una perversión particular que me detonó un pedazo de cartulina maltrecha de unos 10 por 6 centímetros...

Hace unos meses, un domingo luminoso se me antojó ir pedaleando al tianguis de La Lagunilla a babosear y admirar a los carnalitos tatuados que pasean y atienden los puestos de antigüedades, chácharas y ropa. Con mi ojo braguetero miraba más a los vendedores que a sus mercancías colocadas en el suelo, cuando un bonche de fotos amarillentas llamó mi atención. Saludé muy sonriente al muchacho simpaticón que atendía el puesto y me incliné a revisarlas.

Miraba las imágenes como estampitas cuando apareció la de una pareja de gallardos jóvenes, cada cual con un puro en la mano, mirándome de frente. Uno de ellos pasaba el brazo con decoroso afecto por detrás de su amigo y le tomaba el hombro.

Era una tarjeta de visita, que así se llamaban estas postalitas que la gente de recursos iba a hacerse con sus mejores galas a los estudios fotográficos para regalarlas a parientes, pretendientes y amigos (¿o algo más?) a finales del siglo 19 y buena parte del 20.

En el reverso, sobre los datos impresos del estudio -Fotografía Franco Hispano Americana, Calle de la Unión 9, Barcelona-, había una dedicatoria escrita con letra pri-mo-ro-sa: "Al joven Don Fernando Pontones en prueba de la amistad que le profesamos sus buenos amigos M. Alegret y P. García. Barcelona y octubre 19/1871".

Con gran emoción pagué los poco más de 100 pesos que el vendedor me pidió por la imagen centenaria y me llevé a los catalancitos a casa, donde les limpié el mucho polvo acumulado, y mi cabecita loca empezó a imaginar su historia haciéndose preguntas indiscretas.

¿Alegret y García se daban cariño o sólo se fumaban sus puros?¿Serían nomás devotos amigos y yo tengo una mente conchambrosa? Pero sus piernas parecen rozarse discretamente, como puedes ver en la foto superior de nuestro collage de hoy.

Ese joven Pontones, ¿sería un miembro del club de afectos a la butifarra que conocieron en Barcelona, quizá un mexicano al que le enviaron después su retrato juntos, o quizá un español que, como muchos, emigró a...

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