Nosotros los jotos / Mi novio pelirrojo

Siempre he querido un novio pelirrojo. Las cabezas incendiadas y las pecas en el rostro me prenden la pasión; quizá porque a todos nos gusta lo exótico y singular. Si viviera en Irlanda, este deseo ya estaría hasta asqueado, pero es una provocación a la fortuna en nuestra prieta y querida realidad mexicana.

Hace un par de semanas vi a un caballero de rizos escarlatas que me abrasó de emoción. Joven, de buena familia, elegante y de maneras refinadas, el muchacho apareció en la inauguración de una exposición.

Mi querido amigo Israel Mendoza me invitó al palacio de los condes de Buenavista, hoy casa del Museo Nacional de San Carlos, donde trabaja en Comunicación Educativa. Era la inauguración de Manierismo. El arte después de la perfección y tras las palabras protocolarias pasamos al recorrido de la muestra internacional con la guía del mismísimo curador: Marco Antonio Silva.

Con mucha desenvoltura de erudición y cadencia de hombros, Marco nos ilustró sobre el estilo manierista, y me permitió captar por qué nos dicen "amanerados" a quienes se nos cae la mano.

Para que tú también lo captes, querido lector, déjame introducirte despacito y con cariño a una pareja deliciosa: Serpentinata y Contrapposto. El curador nos habló de ella frente a La educación de Cupido, un óleo deslumbrante salido del taller del italiano Tiziano Vecellio, pintado hacia 1540. Llamó nuestra atención sobre el atlético cuerpo desnudo del dios Mercurio, al que yo no podía dejar de ver, y nos advirtió que su figura estaba en contrapposto: sus hombros atléticos se oponían con armonía al eje de su cuerpo sentado. Oposición por la que giraba la cabeza para ver las portentosas chichis de Venus, pintada a su derecha en serpentinata: una sensual forma de "S".

Los dos conceptos constituyen la "bella maniera" o "estilo hermoso", un término italiano que en el siglo XVI se refería a los modos elegantes, y que podía llegar a la afectación, como siguió explicando Marco mientras se llevaba una mano al cuello -como si buscara el collar de perlas de la abuela- y torcía su cuerpo hasta dejar muy en claro y con gracia qué es el amaneramiento.

Me retrasé admirando los musculados brazos de Mercurio, y entré a la siguiente sala justo cuando el...

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