Nosotros los jotos / Memorias de una vedete

La voz del maestro de ceremonias sonó recio en el Teatro Apolo para presentar a Yari Caballero, la "Diosa de Ébano". Y Emmayesica Duvali -que entonces no se llamaba así- vio aparecer en el escenario a una mujer divina, de largas piernas, con el ombliguito coqueto al aire, pechos opulentos y una cabellera negra y larga que hizo bramar al público.

"Yo quiero ser una Yari Caballero, me dije, y en ese momento me definí como mujer trans, bailarina y vedete".

Eran los años 1970 cuando el joven Adolfito Ponce Pérez llegó al Teatro Apolo porque un vecino de la Magdalena Mixhuca, Celfo Sánchez, "el bongosero de Lyn May", le comentó que Rocío Álvarez, la "India Bonita", estaba buscando un secretario.

"Celfo dijo que me iba a mandar un jotito, pero tú pareces mujer", comentó divertida la vedete cuando el chamaco se presentó con la referencia.

"Yo ya tenía melenita, iba con blusa y unos pantalones muy a la moda, acampanados como pata de elefante", recordaba Emmayesica el viernes, mostrándome sus álbumes con fotos fantásticas y recortes de periódico.

Así conoció y trabajó asistiendo a varias vedetes como Rosy Bond, Roselín y Rosy Mendoza, anunciada como "la cintura más breve del espectáculo nocturno en México". Fue esta última quien, después de tenerla a su servicio en el Cabaret Cadillac, le regaló unas zapatillas, un bikini y un brasier, y la despachó diciéndole: "Tienes buena pierna y linda cara, opérate (las chichis) y métete de vedete".

Afecta al baile y canto, Emmayesica había aprovechado su empleo para asimilar cómo las divas de cabaret se movían y desenvolvían ante el público, inflamando su deseo. No olvidaba aquella aspiración de ser una Yari Caballero, pero en el primer momento sintió miedo.

"Recordé lo que siempre decía mi mamá '¿Cómo que no se puede? ¡Se puede porque se puede!'. Le pedí a una amiga que me hiciera dos vestidos y me fui a trabajar a Acapulco, a la zona de tolerancia".

Desde la infancia le gustó el nombre de Emma por Emma Peel, una de las protagonistas de la serie "Los Vengadores". El entonces niño, que sufría acoso escolar y el rechazo paterno por su "enfermedad" al gustar de las zapatillas femeninas y el maquillaje, quería ser como esa dama de la televisión que enfrentaba a "los malos con karatazos".

Emma Ponce fue y regresó de Acapulco. Y también con ese nombre, muy arreglada, se presentó a principio de los 1980 en una cafetería cerca de la Asociación Nacional de Actores (ANDA), frecuentada por representantes artísticos, a...

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