Nosotros los jotos / Jotísimos regalos

De pequeño no jugaba con muñecas. Te lo juro, querido lector, por el santo prepucio del Niño Jesús. Claro que desde la tierna infancia me hacía agua la canoa, pero no me seducían los juguetes de mi querida hermana Montse.

Yo era más romántico y pasaba las tardes solo en mi recámara armando castillos con bloques de Exin, que venían en una caja hexagonal con una escena de caballeros medievales en plena batalla, que me arrancaba suspiritos.

Si infancia es destino, quizá el regalo navideño que forjó a la jota exhibicionista que ahora soy fue un teatro guiñol con sus títeres y un forito armable de cartón. Aunque cuando lo llevé con mucha ilusión a la preprimaria, en lugar de recibir los aplausos propios de una primera actriz tipo Silvia Pinal, tuve que sufrir la ojetez de un compañerito que con burlas reventó la función. ¡Cuántas horas de terapia me costó, años después, este primer golpe al ego maricón!

Hoy que arrancan las posadas, esas bacanales con mucho ponche espirituoso para que después de romper la piñata el compadre se anime a continuar la diversión con su otro garrote, quiero compartir aquí los regalos más jotos que algunos lectores pedirían a Santa Claus.

Antes de lanzarlos al cielo atados a un par de condones inflados con helio, les agradezco, MIS AMORES, su participación en el sondeo y les suplico que se gobiernen un poco porque son tan, pero taaan torcidos que una vuelta más de tuerca y se ahorcan ustedes solitos.

Así como Yolanda soñaba con caballeros medievales, el querido Charlie Dosveceslopez (Nuestra Señora de los Chacales) lo hacía con un hornito mágico, de esos para preparar pasteles de colores.

"Pero ya de grande me empoderé y juré jamás cocinar para un hombre", me aclara juguetón. "Ahora pediría un bolso de Chanel".

Con mango rosado y una luna coronada de rubíes bajo un corazón alado, el cetro de la joven justiciera Sailor Moon es el regalo que le gustaría a mi buen Miguelo Contreras. "Lo tendría como elemento decorativo, pero no estría mal usarlo para darle unas sabrosas nalgadas a algún galán diciendo '¡Soy Sailor Moon y te castigo en el nombre de la Luna!'".

Mi adorado René, que siempre me sorprende por su exquisitez para encontrar presentes originalísimos, me confesó que esta Navidad se regalará un retrato al óleo, en el que aparecerá coronado de flores como las novicias virreinales el día de su consagración. Así de tocado presidirá su...

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