Nosotros los jotos / De F a M por $60

AutorAntonio Bertrán

A las 8:30 de la mañana, Yolotzin y su mamá Nallely llegaron a la Oficina Central del Registro Civil, en la Cuauhtémoc. Nos habíamos citado a las 9, pero se les hizo temprano porque ese lunes 13 de julio Yolo había tenido a primerísima hora análisis para el control de su hormonización en la Clínica Condesa.

Recordarás, querido lector, que hace un par de meses, con el título de "El hermano transgénico" te presenté la historia de este entrañable chico trans y el apoyo amoroso que su familia le brinda en el complejo proceso de vivir como varón en un cuerpo de mujer.

Te conté entonces que el estudiante de la Escuela de Diseño del INBA realizaría en sus vacaciones el trámite legal de cambio de género. Como yo me paso de gandaya cuando algún lector me brinda su confianza, le pedí al generoso Yolo que me permitiera acompañarlo para no sólo tener el privilegio de atestiguar un paso tan importante en su vida, sino conocer de primera mano cómo es el nuevo mecanismo de esta diligencia oficial que antes implicaba un largo, costoso y complejo juicio.

Mi cuate había solicitado la cita por teléfono dos semanas antes. "No sé si tuve suerte, pero habré esperado unos 10 minutos para que me la dieran", me contó.

El día de la cita, nos dirigimos a la oficina del Juzgado Central del Registro Civil de la Ciudad de México. En el área de espera había seis personas, entre ellas una chica trans arreglada como cualquier mujer en un día laboral.

Yolo se anunció y un señor de cabecita blanca le pidió que esperara a que lo llamaran, lo cual ocurrió a los pocos minutos. Mi comadre Nallely y Yolanda ya íbamos muy orondas detrás de nuestro muchacho cuando nos indicaron que sólo podía pasar el interesado.

"Bueno, querida, pronto cumplirá 21 años (en octubre), así que ya puede y debe ocuparse de sus asuntos", le dije a su mamá. "Además ya vive solo, ¿no?".

Ah, porque a los pocos días de que engalanó esta columna, el joven dejó el domicilio familiar en Azcapotzalco y se mudó a un departamentito que su mamá y el marido de ésta le ayudaron a rentar, muy cerca de su escuela. Yolo me confió que su nuevo espacio, que comparte con Ratona, una gatita rescatada de la calle, se está volviendo el sito de precopa favorito de sus amigos, ¡bien listos los cabezones!

Yolo salió al área de espera a...

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