Nosotros los jotos / El beso del empezar

AutorAntonio Bertrán

En honor a la verdad, querido lector, la imagen que acompaña hoy estas letras la propicié, por no decir que la armé especialmente para ti.

El pasado jueves fui al Museo Universitario del Chopo en la CDMX a la inauguración del Festival Internacional de la Diversidad Sexual (FIDS), una tradición del mes de junio que está celebrando 30 años. Si esa tarde en que amenazaba lluvia hubieran puesto una bomba en el recinto, los homófobos -con la jerarquía católica a la cabeza- se habrían librado de una parte significativa del joterío nacional, con algunas lesbianas, trans y heteros solidarios incluidos.

Por Fortuna, y pese a las amenazas telefónicas que últimamente ha recibido el organizador del FIDS, mi muy querido Salvador Irys (debidamente denunciadas), las cientos de personas que asistimos, salimos no sólo ilesas sino reconfortadas por una exhibición de arte muy incluyente, seleccionada por Juan Carlos Jaurena, que se abrió con el título "Empezamos con un beso".

Jaurena, también artista plástico, ha explicado que dicho título recuerda que en 1995 había una exposición en el Museo de Arte Moderno de nuestra capital sobre el trabajo del fotógrafo italiano Oliverio Toscani, una de cuyas imágenes hacía referencia al amor entre varones, lo cual llevó a una pareja de noviecitos a darse ahí mismo un beso. Ese bello acto de libertad y cariño le pareció todo lo contrario a un custodio, quien movido por sus estúpidos prejuicios expulsó a los muchachos del "sacrosanto" recinto.

Como protesta se organizó en la explanada del museo una jornada de choque de lenguas, un "besatón", que entre otros fue convocada por el aguerrido José María Covarrubias, fundador de la Semana Cultural Lésbico Gay, antecedente del FIDS.

¿Y por qué armé la foto del beso precisamente frente a esa obra y con esos dos señores de cabello cano?

Empecemos por ellos: Se trata del artista plástico Nahum B. Zenil y su esposo Gerardo Vilchis, quienes estuvieron en el verdadero comienzo de esta cita anual de carácter cultural, que acogió el museo universitario hace tres décadas.

Pero incluso principió antes, en 1984, como las Jornadas de Cultura Homosexual, las cuales abarcaban cuatro días, también de junio, con actividades en un discreto auditorio ubicado en la Colonia Country Club de Coyoacán. Las invitaciones se enviaban por correo sólo a las personas "de ambiente" o que "entendían".

Me regocija pensar que el festival se fue "dilatando" de unos pocos días, a...

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