Nosotros los jotos / Mr. Agosto

A Rhiad lo molestaban en la escuela de su natal Durango por ser homosexual. Los maestros se daban color de las burlas de sus compañeros de prepa, pero las dejaban pasar igual que cuando una mujer guapa caminaba cerca del salón y los adolescentes aullaban como mandriles en celo.

El hijo sándwich de la familia Ibarra Cruz no se atrevía a contar a sus padres esta situación y a diario despertaba con un sobresalto ante la realidad de ir a clases y soportar insultos de babosos educados por machos cavernícolas.

¿Fuiste víctima o quizá estúpido verdugo en una situación similar, querido lector? Yo sufrí también ese bullying homofóbico, como se llama hoy; una práctica ojeta en aumento según la Red Nacional por una Niñez Saludable con Apoyo Familiar para Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgénero, presentada a principios de mes.

Como todo lo relacionado con la formación de la persona, el origen y también la solución de este mal social está en la familia, afirman los especialistas de la Federación Mexicana de Educación Sexual, impulsores de la red.

Lo ideal es que los padres inculquen con el ejemplo el respeto de los "diferentes", y amen a sus hijos cuando ellos resultan los "raritos".

Para sobrevivir al bullying, nuestro adorable Mr. Agosto desplegó encanto e inteligencia a tal grado que se ganó a sus culeros compañeros, quienes pasaron a ser fieles valedores cuando entró a ingeniería electrónica en el Instituto Tecnológico de Durango.

Pero su madre lo sacó del clóset a escobazos al encontrarle una colección de pornografía gay y encararlo frente a su padre. "¡Estás imitando a tu hermano!", le recriminó.

Sí, el mayor de la familia había "salido" también gay y tuvo que soportar una terapia psicológica hasta que huyó con su amante.

Chiquito pero de muslos y brazos hercúleos cual si fuera el Colosito de Rodas, sentimental como buen cáncer nacido el 21 de junio de hace 28 años, Rhiad me contó que su vida dio un giro en 2006 cuando la familia se mudó al DF.

Por "rebeldía" se cambió a la carrera de Artes Visuales de la UNAM, plagada de tribus urbanas que le resultaron extrañas a un joven que creció entre norteños sombrerudos.

"Creí que me iban a chiflar en la Escuela de Artes Plásticas, pero fui el diferente por ser 'normal' entre los compañeros que buscaban ser...

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